Lito Garrido, orquesta Panorama: «La última vez que falté a una verbena fue hace 12 años... me puse enfermo y ardió el escenario»
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Son los reyes del verano. Panorama, El Combo Dominicano y París de Noia, las tres orquestas más potentes de Galicia, nos reciben antes de salir al escenario en una temporada de récord: «Nos llevamos superbién, entre nosotros no hay ninguna rivalidad»
13 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Falta solo una hora para que dé comienzo uno de los derbis más potentes del verano gallego. Panorama y El Combo Dominicano, juntas en la misma verbena. Ocurrió el pasado 29 de julio en el festival Mar de Orquestas de Sanxenxo, donde compartieron cartel con América. El reloj marcaba las 20.30 horas de la tarde y las dos formaciones empezaban ya con las pruebas de sonido tras sus mastodónticos montajes. Cuatro horas y media tarda antes de cada show Panorama en instalar su escenario, que viaja en cuatro tráileres y un camión de apoyo —cuyo desplazamiento hay que hacer a diario con un gasto en gasoil que se ha duplicado—, y que suma una flota que duerme cada noche en diferentes hoteles de Galicia para llegar a tiempo a su destino.
Mientras, la París de Noia hacía lo mismo para actuar en Cacheiras (Teo). Son, sin ninguna duda, las tres grandes alineaciones de la verbena gallega. Eres de Panorama, de El Combo o de la París. No hay término medio. Ellos son los cabezas de cartel más aclamados de una industria musical sin rival en el resto de España, los reyes del verano, capaces de movilizar a miles de personas que les siguen de concello a concello, e incluso de provincia a provincia. La noche que El Combo actuó en las fiestas de O Burgo (Culleredo, A Coruña), una de las verbenas más grandes de Galicia, se estima que lograron reunir a 20.000 personas a su alrededor. Con una sola actuación, los canarios superaron en convocatoria a una jornada entera del Morriña Fest, que congregó en cada una de sus dos fechas a unos 17.000 espectadores en el estadio de Riazor, pero con un cartel repleto de estrellas internacionales de la talla de Maluma o Black Eyed Peas.
Ser fan de uno de estos tres gigantes es como seguir al Real Madrid, al Barça o al Atlético. Pero ese pique del público —aquí no hay camisetas, pero sí churros hinchables de cada orquesta para que los agiten sus fieles—, no se sube al escenario. Los directores de Panorama y El Combo, Lito Garrido y Cirano Núñez, son el alma de sus formaciones. Ambos se dan la mano para este reportaje, y lo hacen secundados por todos los que triunfan obedeciendo sus órdenes. También lideran el buen rollo entre las dos orquestas. Entre ellos no hay pulso ni hay derbi.
«Nos llevamos superbién. Los fans tienen más esa rivalidad, entre nosotros no existe ninguna. De hecho, tenemos amigos en la Panorama y en la París», asegura Cirano, que no obstante reconoce que es inevitable medirse: «Nos vamos enterando del éxito de las actuaciones y, muchas veces, las comisiones te van diciendo cuánta gente ha metido tal orquesta. Pero eso es muy subjetivo, porque también depende mucho de la noche, del tiempo que haga, de si se trabaja al día siguiente o no...».
Cien canciones propias
La suya es la orquesta que más se diferencia de las tres en cuanto a repertorio. «Y por eso ha sido más complicado para nosotros entrar en este mercado. Tenemos muchos temas propios, grabamos unos quince discos y unas cien canciones. También somos los más latinos. Hacemos merengue, cumbia, bachata, un poquito de reguetón... En inglés no cantamos ninguna canción», puntualiza el dominicano, que recuerda lo mal que lo pasaron «hasta que ocurrieron dos cosas: vino una ola del electrolatino, que nosotros ya tocábamos canciones de ese estilo, como por ejemplo Tiburón; y en esto llegó Shakira haciendo merengue, seguida de otros artistas como Juan Magán. Después ya apareció Facebook y se originó el fenómeno fan. Fue como la pólvora, un bum increíble».
«Obviamente, cada uno lucha por lo suyo. Entre nosotros no hay rivalidad, pero sí el pique natural y sano de querer hacerlo lo mejor posible», señala Lito, a quien no le cuesta reconocer que «todos copiamos algo de alguien. Que te cojan una idea no es malo, otra cosa es que la fusilen... Por ejemplo, yo hace tiempo aposté por el repertorio juvenil y muchos fueron contra mí y me acusaron de alejar a la gente mayor de la verbena, cuando hoy lo incluye la mayoría. Y en el 2009 introduje el popurrí dance, que no lo hacía nadie, y ahora lo hacen muchísimas orquestas. Las cosas van evolucionando. Siempre hay quien te felicita y quien tiene una envidia más o menos sana. Lo que pasa es que para mí lo realmente importante es sentirte orgulloso de lo que tú has creado, como es mi caso con Panorama».
De eso hace ya 30 años. Lito, que empezó a cantar en orquestas siendo un niño de 12, ya sopló las 54 velas. ¿Cómo es posible que siga incombustible sobre un escenario repleto de gente joven, bailarines y acróbatas? «Se trata de vivirlo. Si trabajas con mala leche, te cansas más que si lo haces con alegría», indica él, que esta temporada apostó por aumentar el personal —pasaron de ser 20 a 22 personas sobre el palco, 36 en total»—, aun cuando todavía no se atisbaba un verano libre de restricciones: «Si la orquesta tiene 30 años de vida, los chavales que ahora tienen 16 y que vienen a la verbena, nunca la han visto. Por eso tienes que ir cambiando, y conseguir que la gente esté pendiente de ti durante tres horas, manteniendo su atención. Eso es muy complicado». Interacción con el público, intensidad y espectacularidad son los tres pilares que definen a Panorama según su alma máter.
La buena relación que reina entre el top tres de las orquestas es palpable. «Cada vez que tocamos con la París, nos acercamos y hablamos. Y Panorama nos vio crecer, hay roce y cariño entre los músicos», dice Cirano, que no obstante sabe que a veces también hay que nutrirse de músicos y cantantes ajenos: «Esto se vive como el fútbol, y es indudable que hay un mercado de fichajes. Pero se hacen amigablemente, con buen rollo. Una orquesta puede hacer llegar su interés por un componente de otra, y que esa persona al terminar la temporada se vaya, pero sin mal sabor para nadie. Aún así, hay que decir que los cantantes son los que marcan los goles, pero todos los integrantes son importantes».
«Esas cosas existen, está claro. Cada uno busca lo mejor. Y yo si puedo fichar a Cristiano Ronaldo lo hago, pero lo suyo es esperar hasta el final de la temporada», dice Lito. Lo cierto es que esta está muy lejos de terminar. Todavía quedan por delante las fiestas de este puente de agosto, de las más fuertes del verano.
Nadie se mueve sin que Lito lo diga
Lito las afronta, como siempre, con la máxima determinación. No se toma una decisión ni se mueve una paja en el escenario de la Panorama hasta que él da la orden. Él mismo confiesa que necesita controlar por completo el arranque del show: «Tengo que tener el control de todo el principio. Decir yo cuándo se empieza, cuándo sale el sonido de abajo, cuándo están todos en su sitio y cuándo se abre el telón. Tengo que estar al lado de los técnicos para hacerlo, y por eso no empiezo nunca colgado, por ejemplo». Lito nunca falla. Para situarse en la última vez que se ausentó de una actuación, hay que remontarse al año 2010, cuando por una indisposición se vio obligado a no ir a la verbena en una semana. «Fue hace doce años, me puse enfermo y fue cuando ardió el escenario en la carretera», recuerda. Casi mejor que no falte...
José Antonio Blas, gerente de París de Noia: «En una verbena con Panorama o El Combo, no podemos fallar»
El otro vértice del triángulo más exitoso de la verbena gallega es la París de Noia. Y si por algo se distingue, dice su gerente, José Antonio Blas, es por la veteranía: «La París de Noia se fundó en 1957, tenemos muchos años encima. Y si llegamos al 2022 con este éxito, estando ahí arriba, es porque siempre supimos darle al público lo que quería. Apostamos por la actualidad, acertando en el repertorio con lo que le gusta a la gente, y contamos y con un gran factor humano».
Por supuesto, también se diferencia por llevar a Noia en el nombre. «Las fechas en las que trabajamos en casa, algo que siempre hacemos dos veces al año por las fiestas de San Marcos y de San Bartolomé, son muy importantes para nosotros». Allí, concretamente en el polígono de Auga Levada, tienen su base. «Necesitamos una nave para el ensayo, el taller, las oficinas y, sobre todo, para guardar la infraestructura. Llevamos cuatro tráileres y un autobús, porque el escenario es de 33 metros por 12 de largo, una animalada. Ese pantallaje y esa iluminación necesitan un transporte», señala Blas. Si la París sale de Noia, El Combo lo hace de Bertamiráns y la Panorama de Caldas de Reis.
Este es de nuevo un verano itinerante que, a sus 63 años, Blas lleva bien. «Lo llevas en la sangre. Yo, aunque trabajé en la gala formato covid del año pasado, dejé el escenario a raíz de un accidente, pero viajo con la orquesta y organizo absolutamente todo el trabajo diario. También busco hoteles, cenas, comidas, repertorio... Ya me llaman Papi Blas. El día que deje esto envejeceré de golpe, porque sigo con la misma ilusión que con 21 años», asegura este veterano que empezó a esa edad y que de vez en cuando recuerda esos comienzos con Lito Garrido, su homólogo en Panorama: «A veces, Lito y yo hacemos memoria de la época en la que empezamos. Cuando yo llegué, él ya estaba en otra formación, porque empezó de niño. La verdad es que tenemos grandes amigos en la orquesta Panorama. Con El Combo quizás no tanto, por aquello de que vienen de Canarias y no tuvimos tanta cercanía, aunque tenemos una relación cordial y buena, como tiene que ser».
Blas es rotundo cuando aborda el tema de los fichajes procedentes de otras orquestas. «No es que te roben, lo que pasa es que las redes sociales son muy puñeteras. Dicen que tal orquesta roba un cantante a esta otra, pero no es así. Si por saturación y por cansancio dejas una orquesta y te hacen una oferta, reenganchas. Es que dejar esto es muy difícil. Puedes hacerlo, pero vuelves. Y luego, si de un año para otro necesitas algún cambio, como en el fútbol, ojeas jugadores. No tenemos rivalidad y nos llevamos muy bien, pero a vaquiña polo que vale», bromea.
Si hay una noche en la que la París no se puede permitir un error, añade Blas, esa es sin duda en la que comparten alineación con los goleadores principales. «En una verbena con Panorama o El Combo no puedes fallar, porque la gente te va a mirar con lupa». Su oficina de representación es Gaias Eventos, mientras que Panorama y El Combo comparten la misma, GoMusic Management. Entre las dos agencias concentran el grueso de las formaciones de la verbena gallega, aunque ninguna cuenta con su triplete de oro.
«Los andaluces alucinan»
Como dicen las Tanxugueiras, para estos tres gigantes no hay fronteras. El Combo ya está habituado a tocar fuera de Galicia, especialmente en Canarias, de donde procede. La París lleva unos años actuando en Castilla y León, Cantabria y Castilla-La Mancha, «y es increíble la acogida», apunta Blas.
Lo más lejos que llegará este año Panorama —que ya ha tocado en Portugal y este año puede que llegue a Liechtenstein (Suiza)— es a Cornellá, Bilbao y Andalucía. «Nos hace mucha ilusión ir a Bilbao, porque hemos estado en toda España menos precisamente en el País Vasco, con la cantidad de gallegos que hay», apunta Lito, que dice que cuando empezaron el show, los andaluces no daban crédito: «Aquí sabes que normalmente la gente más veterana se queda detrás y la chavalada se viene para delante. Allí, la gente mayor se sienta delante con una silla. Y claro, no les entra en la cabeza que seamos una orquesta. Para ellos una orquesta es siempre una formación pequeña, que no lleva este espectáculo. Y a nosotros nos da mucha frescura como artistas ir fuera de Galicia, porque vemos otra mentalidad, otra manera de vivir la verbena».
Desde luego, la gallega is different. Lo sabe bien Cirano Núñez, de El Combo, consciente de lo que es adentrarse desde fuera en este mundillo: «Fuera de Galicia no se entiende el fenómeno verbena, porque hay que vivirlo. Yo nunca he visto tanta gente, es que hay verbenas que son conciertos». «Esta gira estamos disfrutándola de una manera especial, casi como cuando debutamos», apunta Lito Garrido, que asegura que ve entre su público «cada vez a más juventud», y añade que él ya ha tocado «para padres, hijos y nietos, porque los más jovencitos que vienen a vernos tienen unos 14 años».
Lo único capaz de aguar esta gran fiesta son incidentes tan lamentables como el ocurrido en la del Albariño cuando, durante la actuación de El Combo, un individuo agredió a un joven con una botella e hirió a otros dos. «Es algo que nos afecta muchísimo. Una cosa es que sean hechos puntuales y otra es cuando ya se trata de personas que lo tienen como costumbre en cualquier evento, ya sea una discoteca, una verbena o un partido de fútbol. Eso no le hace ningún bien a las fiestas, termina estropeándolo todo. Pero, en cualquier caso, yo a esta nueva juventud de 16 y 18 años la veo controlando más que los que tenían esa edad antes de la pandemia», señala el rostro de Panorama. Con la excepción de incidentes como estos, el sentir general es de júbilo hacia el trabajo de un sector que ha resucitado. Así lo siente también el gerente de la París: «Es el resurgir de la verbena tras dos años muertos, esto es como volver a vivir». Y con ellos, Galicia entera.