Gran aceptación de la feria marinera, que se alargará hasta mañana
20 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Artemar ha convertido Ribeira en un puerto marinero del siglo XVI. A las calles engalanadas con telas, banderas y puestos de madera solo le faltaban corsarios de la talla de Francis Drake, Henry Avery o el ficticio Jack Sparrow. Algún imitador aún se dejó ver por Santa Uxía, pero los que sí llegaron en su lugar fueron decenas de comerciantes que conquistaron con artesanía, gastronomía y música a las miles de personas que están transitando por las calles de la ciudad.
«Estamos a finales de agosto y cuesta soltar el dinero, pero si pudiera me llevaba todo para casa», destacó una ribeirense que curioseaba uno de los puestos de objetos tallados a mano. «La verdad es que no se para», afirmó uno de los cocteleros, llegado de Italia, que se pasó la noche del jueves preparando mojitos y sangrías. Decenas de personas hacían colas en los puestos de comida que tenía justo al lado, donde se podían comer pizzas artesanales, hamburguesas cocinadas en la piedra, kebabs y comida para todos los gustos y sabores. «La verdad es que el pan estaba buenísimo, es un kebab diferente al que estamos acostumbradas», reconocían dos hermanas que habían optado por esta delicia originaria de Oriente Medio.
A falta de dos jornadas para ponerle fin a Artemar, los espectáculos de gigantes, música y actores callejeros siguen triunfando. Ayuda también que «hay mucho turista aún, a pesar de que es la segunda quincena de agosto. Y eso siempre nos lleva a vender más», destacaba otro de los comerciantes que ayudó a convertir Ribeira en un puerto de los de antaño. Sin piratas y con mojitos en vez de ron, pero con las mismas ganas de fiesta.