Artemar se despidió de Ribeira hasta la próxima con un abarrote de última hora
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Vecinos y visitantes apuraron al máximo los puestos y espectáculos callejeros
22 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Podría pensarse que, después de cuatro días con las calles de Ribeira tomadas por marineros y piratas al frente de puestos de comida y de artesanía de lo más variada o protagonizando trepidantes espectáculos para niños y mayores, los ribeirenses estarían ya cansados de Artemar. Pero nada más lejos de la realidad, la feria, una de las citas ineludibles del verano en la ciudad, se despidió hasta la próxima a última hora de la tarde de ayer con un auténtico abarrote.
Tanto es así que, al anochecer, y a pesar del viento que soplaba en algunas zonas y el bajón que experimentaron las temperaturas al ponerse el sol, por algunos puntos de la calle peatonal costaba incluso abrirse camino para pasar ante la afluencia de personas que paseaban y curioseaban entre los puestos.
En muchos de los estands que estaban instalados desde el jueves en la capital barbanzana había personas arremolinadas haciendo compras de última hora o escuchando las explicaciones que los artesanos daban sobre inciensos, jabones naturales o las propiedades de piedras y minerales.
Mezcla de culturas
Un año más, además de reivindicar la cultura marinera tan vinculada a Ribeira y a sus gentes, la feria Artemar sirvió para acercar a vecinos y visitantes a otras costumbres, tradiciones e incluso gastronomías. A los habituales puestos de comida a base de carnes asadas, empanadas, dulces o las socorridas pizzas, se sumaron algunos menos frecuentes en este tipo de citas, como los de pasteles artesanos turcos y marroquíes.
Los puestos de comida eran también de los más demandados a última hora de la tarde de ayer, mientras unos metros más allá varias personas se interesaban por el pimentón de la Vera y otros curioseaban entre los quesos junto a un estand en el que se vendía ropa de la India. Cerámica, juguetes hechos de madera y de lata, marionetas, joyas, especias y hierbas aromáticas eran solo algunos de los productos que se ofertaron en Ribeira durante todo el fin de semana.
Aunque la feria se prolongó unas horas más y el último espectáculo de la programación de este año estaba previsto para las 23.00 horas, el colofón llegó un poco antes y, como en anteriores ediciones, lo puso el conjuro de la queimada. Un ritual que ya es tradición en Ribeira con el que vendedores, vecinos y visitantes se confabularon para alejar a los malos espíritus y citarse para reencontrarse en la próxima edición de Artemar.