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Por tierras bajas de Abegondo hacia un museo sobre el mundo medieval

CRISTÓBAL RAMÍREZ

VEN A GALICIA

C.R.

Casi sin perder de vista el río Mero, se atraviesan los santuarios de San Paio, A Ponte Nova, un molino espléndido y Santa María de Cullergondo para llegar a Nosa Señora da Saleta

27 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Sin el río Mero, A Coruña tendría un problema, porque es el principal contribuyente al embalse de Cecebre, y de ahí sale el agua del grifo y de la ducha. Con un poco más de 40 kilómetros de curso, la corriente nace en territorio de Oza-Cesuras y sus aguas cristalinas permitieron en el pasado que funcionaran molinos que hoy no cumplen ya con su misión y algunos son auténticas y encantadoras ruinas.

Todo ese primer tramo desde el nacimiento remata en la Fonte do Santo, en tierras de Vilacoba y, por lo tanto, del municipio de Abegondo. La fuente presenta una estructura granítica de cierto tamaño entre los dos santuarios de San Paio: el moderno, ladera arriba (se puede ir por asfalto o por una pista muy bonita que arranca muy cerca de la fuente), y el viejo, abandonado, comido por la vegetación, unos metros más adelante a la derecha.

Es también un buen punto de partida de la etapa porque a tres minutos andando abre sus puertas un auténtico centro social de la comarca: la casa Julia, muy conocida. Sus filloas, por cierto, gozan de merecida fama muchos kilómetros a la redonda, ciudad de A Coruña incluida.

En A Ponte Nova puede contemplarse de nuevo el Mero, de repente mucho más ancho y con algo de profundidad. No resulta fácil seguir avanzando pegados a la corriente porque no hay camino, de manera que procede seguir lo que en el pasado fue el Camino Inglés, pero en sentido contrario: núcleos de A Pedreira, Boucellos y Francos para ir a dar a O Matiño, y en el múltiple cruce, elegir la derecha de todo, para descender a un paraje maravilloso. Un lugar que ennoblece el molino a A Graña, hoy rehabilitado y de matrícula de honor, ejemplo para toda Galicia: el feísmo no es una maldición bíblica, es algo que se puede evitar con tal de desearlo. Lo dicho, para quitarse el sombrero.

Volviendo a ese cruce múltiple, la siguiente a la derecha es la mejor opción para dirigirse al puente de A Chanca, cruzar un Mero de aguas límpidas, girar en la primera a la izquierda y plantarse delante de la iglesia de Santa María. Y abandonando el asfalto, al frente arranca una preciosa pista de tierra que en menos de medio kilómetro lleva a O Muíño y a otra vivienda muy agradable a la vista en Cutián de Abaixo. A Ponte Grande no tiene nada de especial, pero la del antiguo camino, muy estrecha, es una maravilla.

Si se elige la pista de la izquierda, tras corto y empinado ascenso el excursionista se planta en Presedo. Ahí le espera el santuario de Nosa Señora da Saleta y un lugar irrepetible: el mesón museo Xente no Camiño, idóneo para reponer fuerzas, para conversar con peregrinos y para admirar una colección de pinturas que reproducen el mundo medieval. Una experiencia.

INICIO

4°10’17’’N 8°17’14”W

EN QUÉ IR

Idónea para bicicleta de montaña.

LA FOTO MÁS PERSONAL

En el puente viejo de Cutián.

MAPA

IGN 45-IV