Patrocinado por

Trabajo artesanal para los mómaros y cabezudos de Betanzos

D. Vázquez BETANZOS / LA VOZ

VEN A GALICIA

ANGEL MANSO

Portomeñecos, de Lugo, fue la encargada de recuperar las figuras y sus trajes

29 ago 2022 . Actualizado a las 13:39 h.

El San Roque de Betanzos estuvo este año de estreno de unos personajes singulares, mómaros (como se denomina a los gigantes en la Ciudad de los Caballeros y en algunos otras localidades gallegos) y cabezudos. Fueron restaurados para preservar unas imágenes ligadas a las celebraciones de otro tiempo y que suponen toda una reivindicación del patrimonio festivo de un pueblo.

Salieron a lucirse el día que se inauguraron las fiestas, delante de la comitiva oficial, bailando y metiéndose con el público. Detrás de este trabajo artesanal está la labor de Portomeñecos, un taller de Lugo especializado en este tipo de figuras. «Restaurei os xigantes e os nove cabezudos e fíxenlles tamén o vestiario novo», explica Marga Portomeñe, al frente de un establecimiento dedicado al diseño, creación, restauración y mantenimiento de imaginería festiva popular. «Os cabezudos xa os entreguei o ano pasado, pero como non houbo festas non se estrearan», explica, fue en estas fiestas cuando su renovación llamó la atención de los asistentes.

ANGEL MANSO

«Todos foron restaurados, os xigantes puxémoslle incluso armazón novo porque o que levaban os romanos era de ferro, e tiñan bordos, pesaban moito e facían dano, e o dos reis eran de madeira, deben de ter moitos anos e tamén estaban moi desfeitos. Agora os armazóns son de aluminio e pesa moito menos», remarca de las piezas, que reconoció que algunas «estaban moi machacadas, non as houbo que facer de novo, pero si levantar a pintura, lixar e volverlles a dar unha capa de cartón, imprimación e pintura», comenta sobre estas figuras de cartón-piedra.

ANGEL MANSO

Asegura que fue un trabajo laborioso porque son máscaras que tienen que secar al aire, para evitar que se hagan globos en el material. «Os xigantes leváronme tres meses facelos», precisa y reconoce que también es complejo vestirlos. «Son tres metros e medio de tela de altura e sete de ancho, traballar con iso custa», apostilla.

«O que os trouxo ao taller comentou que tanto el como o seu pai levaran o rei, é unha tradición moi bonita e din que é un orgullo para eles», precisa. Si bien en otros lugares este tipo de tradición se perdió, como Lugo donde se recuperó gracias al trabajo realizado por Portoñeme tras 40 años sin sacarlos, Betanzos la reivindica cada San Roque.

ANGEL MANSO