Una madre italiana recorre 700 kilómetros en peregrinación para dar a conocer su caso «y el de otras muchas mujeres de mi país», reivindica
26 ene 2023 . Actualizado a las 12:15 h.Partió el 6 de agosto de Puente la Reina (Navarra) y tiene previsto llegar mañana a Santiago, después de recorrer cerca de 700 kilómetros a pie a través del Camino de Santiago. Es la primera vez que Elena Sorba se embarca en la aventura jacobea y lo hace para «pedir justicia», con la esperanza de poder recuperar a sus hijos. «En junio, no sabía qué hacer este verano. Siempre lo había pasado en el mar y en la montaña con mis niños, e iba a ser demasiado doloroso estar allí sin ellos», relata. Un amigo suyo le habló del Camino, «que sueño con poder hacer desde hace 20 años» —apunta—, y en ese mismo instante decidió que había llegado el momento, no solo para dar a conocer su caso sino «también el de otras muchas mujeres de mi país que se encuentran en la misma situación que yo», dice la italiana.
Cuenta que, después de separarse de su expareja en Milán, a la que denunció por violencia, se enteró por boca de hijos que su padre, presuntamente, los maltrataba. Asegura que los especialistas a los que llevó a la mayor de ellos fueron los que la animaron a informar a las autoridades, pero la denuncia fue archivada. «El año pasado volvieron de una visita a su padre con una crisis de pánico» y acabaron en la unidad de neuropsiquiatría infantil del hospital, continúa Elena. Afirma que «los médicos, habiendo escuchado a la niña, enviaron un informe a la autoridad judicial. Desde entonces, a él se le ha impedido ver a los niños a solas. Pero, por desgracia, la corte interpretó que éramos una pareja que se peleaba y mandaron a mis hijos a un centro de acogida. Los internaron el 3 de noviembre. Tenían 4 y 6 años y allí cumplieron solos los 5 y los 7. Sus abuelos no los han podido ver, ni sus amigos. El primer mes y medio yo no pude ni verlos ni llamarlos por teléfono. Después me dejaron verlos solo una hora al mes. Y luego lo ampliaron a una hora y media. Es una tortura».
Elena recuerda que ya hubo otros escándalos en Italia por violencia institucional contra las madres y ella se siente una víctima más, ya que «ni siquiera tengo derecho a defender a mis hijos. Les asignan un abogado y, aunque todos los hospitales hablan de violencia por parte del padre, yo no puedo recurrir las causas archivadas por lo penal porque lo tiene que hacer este letrado, y no lo hace. Es una pesadilla», dice la intérprete. Sugiere que «todo es un negocio que interesa a un montón de gente. Los centros de acogida ganan entre 70 y 400 euros por cada niño al día y ya hubo casos en los que se demostró que estaban robando menores a sus madres para cobrar dinero del Estado».
Para ella, el Camino de Santiago está siendo reparador a nivel personal, y en él se ha encontrado con «personas maravillosas» como la fotógrafa Céline Anaya (que recorría por décima vez la ruta jacobea, aunque tuvo que abandonar el viaje en Sarria, después de hacer 1.400 kilómetros a pie desde Francia). Ambas tienen la ilusión de poder volver a hacer juntas la ruta francesa con sus hijos y celebrar así el ansiado reencuentro. La última esperanza de Elena, indica, es el recurso que presentarán a la Corte Europea de Derechos Humanos un grupo de madres que, como ella, dicen ser víctimas de una trama institucional y sus hijos fueron internados «de forma injusta e injustificada».