Más turismo pero menos compras: así apuran el verano las tiendas de recuerdos

La llegada de miles de turistas a Compostela durante los meses de julio y agosto ha supuesto un bálsamo económico para uno de los sectores más afectados por los cierres durante la pandemia: el comercio. Santiago ha recibido en lo que va de año a 300.000 peregrinos, una cifra récord que supone un incremento de las ventas en los locales ubicados en la zona vieja. En concreto, los establecimientos de suvenires, que a lo largo del 2020 y durante buena parte del 2021 permanecieron prácticamente inactivos, acogen con alivio a los visitantes que abarrotan la ciudad durante estas semanas. «Se nota un gran cambio con respecto a temporadas pasadas, estamos recuperando las ventas», apuntan desde Recuerdos Padosín, establecimiento situado en la rúa do Franco.

Aunque la demanda se mantiene en los niveles prepandemia, desde las tiendas de suvenires manifiestan que se está notando un cambio de tendencia en la manera de consumir de los clientes, que ahora buscan alternativas más asequibles. «Lo que más se vende es lo más barato. Desde las pulseras de tela de un euro con el motivo del Camino de Santiago hasta imanes, conchas, rosarios... pero casi siempre detalles muy económicos», explican en Padosín. Y si antes recibían a numerosos turistas que se acordaban de amigos y familiares y buscaban algún recuerdo para obsequiar, cada vez es menos habitual. «También triunfan bastante las mochilas con la flecha del Camino o las camisetas para regalar, aunque mucho menos que todos los detalles que se venden a un euro», aclaran en otro comercio del Franco.

Menos presupuesto

El patrón de ventas durante el período estival contrasta con el de otras épocas del año, cuando los visitantes que recibe la ciudad hacen un mayor desembolso: «En mayo y septiembre viene menos gente, pero gasta más, hay otro tipo de turismo. Es una época en la que se piden muchos más objetos de plata, más exclusivos». La misma opinión comparten en otras tiendas de artesanías del casco histórico. En Corticela, comercio ubicado en la Rúa de Fonseca, la especialidad es la artesanía y la platería: colgantes, pendiente, figuras de Santiago Apóstol... Sin embargo, ofrecen también suvenires low cost, los más solicitados en esta época de año: tazas con la concha del Camino, los tradicionales hórreos gallegos en miniatura o pequeños llaveros con el nombre de la ciudad. «A partir de septiembre las ventas ya se van equilibrando más entre las cosas de plata y artesanía y los detalles más baratos», afirman.

Los propios clientes lo admiten: el presupuesto que invierten en recuerdos es más limitado. «Solo me llevo unas manoplas que tienen bordado el Camino de Santiago y unas postales», reconoce una visitante jienense a su salida de un comercio en la rúa Nova. Y es que en distintos establecimientos manifiestan que cualquier objeto que simbolice el Camino es sinónimo de ventas. Todo lo que lleve una concha o una flecha es un acierto seguro. ¿Y quiénes son sus compradores? Hay un equilibrio entre visitantes procedentes de España y del extranjero, aunque los gerentes de los comercios de la zona vieja coinciden una vez más: los más gastan son, con diferencia, los segundos. Especialmente los asiáticos. Tanto japoneses como chinos, y, sobre todo, coreanos —que representan un alto porcentaje del total de peregrinos que llegan a la capital gallega cada año— son los visitantes que más consumen, y no solo en cantidad, sino también en valor.

Los comercios se reinventan para lograr un elemento diferenciador y atraer así nueva clientela

Para sobresalir entre el resto de locales de recuerdos y paliar la bajada de ventas tras la pandemia, algunos establecimientos han decidido reinventarse y adaptarse a las demandas de las nuevas generaciones. Es el caso de Recuerdos Obradoiro, un lugar que va mucho más allá de las tradicionales figuras del Apóstol, la bisutería y los imanes. Su dueño, Daniel, ofrece a los visitantes regalos originales para que puedan llevarse de su visita a Santiago algo más que los suvenires más clásicos. En la tienda se exponen los autodenominados «productos frikis»: desde figuras de Marvel hasta objetos relacionados con la saga Harry Potter, pasando por figuras de personajes de manga y anime. «No noso caso é difícil dicir que é o que máis se vende, porque non temos só o mesmo ca no resto de tendas», explica Daniel. Aunque, quienes solo entran a comprar los suvenires más típicos también siguen la misma filosofía que en el resto de establecimientos: «Adoitan coller varios imáns, pedir que lles fagamos unha oferta se levan varios... o típico».

Sin embargo, la tienda atrae también a clientela que busca algo distinto entre establecimientos prácticamente idénticos. No son pocos los turistas que, sorprendidos por la variedad que ofrece, se acercan a ojear el escaparate y a preguntar por los artículos «Temos xente con nenos que quere levar algo diferente. Por exemplo, se tes un sobriño de doce anos e tes que escoller entre unha estampa do Apóstolo e un funko pop, o lóxico é que escollas o segundo. É unha boa opción para quen non queira caer no máis tradicional», bromea.

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