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Castelo quemó 26 fachas para celebrar que vuelve su fiesta

Carlos Cortés
Carlos Cortés TABOADA / LA VOZ

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Esta parroquia de Taboada mantiene con fuerza una de las últimas fiestas con fuego de la Ribeira Sacra

08 sep 2022 . Actualizado a las 19:56 h.

 Los vecinos de Castelo hicieron este año antorchas suficientes para rodear su castro con fuego. Fue la vuelta por todo lo alto en esta parroquia del municipio de Taboada de la Queima das Fachas, uno de las últimos vestigios que quedan en la Ribeira Sacra de una época en la que el fuego era el elemento central de las fiestas de muchos pueblos. Que había ganas de volver a celebrarla queda claro tanto por la cantidad de fachas confeccionadas para la quema, como por la demanda de sitio en la cena previa. Había el doble de gente de la que cabía.

"A verdade é que non tiñamos claro como ía responder a xente, pero vendo isto temos claro que esta festa ten moito futuro por diante". Manuel Fidalgo es el presidente de la asociación cultural As Fachas, la entidad que organiza la fiesta, y ayer asistía a la quema satisfecho y también un poco aliviado. Había algo de incertidumbre por la respuesta de la gente. Y no únicamente por si los dos años en blanco de la pandemia hubiese enfriado los ánimos. También hay que tener en cuenta que Castelo acogió hace solo un mes un encuentro de pueblos cuyas fiestas están protagonizadas por el fuego que terminó también con una quema. Pero ni la pandemia ni ese anticipo parecen haber cansado a nadie y este año en Castelo ardieron 26 fachas. La cifra está por encima de la media habitual desde que hace veinte años se puso en marcha la asociación As Fachas, que en aquel entonces tenía como objetivo fundamental asegurar el futuro de una fiesta que en aquel momento parecía agonizar.

La Queima das Fachas de Castelo se hace todos los años el 7 de septiembre, siempre dentro de las fiestas de la parroquia. Como prólogo a la quema, los vecinos tenían preparada para última hora de la tarde de este viernes una cena a base de pulpo y carne ao caldeiro. En la carpa instalada en el campo de la fiesta había 150 sillas y la demanda fue tan alta que habría hecho falta el doble. Casi literalmente, porque los organizadores calculan que unas 140 personas tuvieron que buscar otro sitio para cenar porque al llegar se encontraron la carpa llena.

No está nada mal, para una parroquia en la que actualmente viven de forma continuada solo 62 personas. «Aquí -explicaba tras la cena Manuel Fidalgo-, hai moita xente que nin é de Castelo nin ten familia naparroquia». Esa es una novedad que trajo a las fiestas parroquiales de Castelo la revitalización de la Queima das Fachas, declarada fiesta de interés turístico de Galicia en octubre del 2008. En la cena de castelo había este año muchos vecinos y familiares de vecinos, pero también gente venida de otros lugares de Galicia. Y de fuera, como un grupo de turistas valencianos que están pasando sus vacaciones en Taboada, y otro de especialistas en antropología de la Universidad del País Vasco.

Todos se levantaron de sus mesas a las once y media, cuando llegó el momento de subir al castro. Al contrario que en Vilelos (O Saviñao) la otra parroquia de la Ribeira Sacra en la que todavía se hace la fiesta con fuego, en Castelo los vecinos no suben de noche las fachas ardiendo, sino que las dejan de día, preparadas para quemarlas poco antes de la medianoche. Como es habitual, había fachas de todos los tamaños, pero las más grandes rondaban los nueve metros de altura. Una hora después del encendido, la mayoría se habían consumido y solo las más largas seguían ardiendo, ya con poco fuego. Pero en Castelo la fiesta todavía tenía que empezar la verbena, así que la fiesta siguió hasta bien entrada la noche.