«É un espazo vivo e experimental» que recoge cincuenta años de historia, avanzan sus promotores Galo y Jacobo Martínez
12 sep 2022 . Actualizado a las 10:16 h.Los fundadores del primer museo del videojuego de Galicia, que hoy estrena sede y contenidos en Cangas, nacieron cuando desembarcaban en España los marcianitos de Space Invader o el Comecocos pac-man, y la adolescencia les pilló en el esplendor de los arcades. Manuel Castro, un profesor de Matemáticas que utilizaba la ofimática y los videojuegos con fines educativos y divulgativos en la década de los 80, «algo impensable daquela», despertó en Jacobo y Galo Martínez Nieto su interés por un nuevo universo.
«Daquela xa o viviamos como algo tan intenso como o cine, que nos encanta, ou a literatura. Ademais, os nosos pais compraron un ordenador neses anos e tiñan interese tamén en que tivera utilidade na nosa formación», recuerdan. La revolución de la que hoy en día es la mayor industria del ocio audiovisual y el afán de estos dos niños, ahora cuarentones, hizo posible que en el 2019 abrieran en Cangas un primer museo con la colección personal que creció con ellos y que hoy se trasladen a un espacio siete veces más grande que el anterior, con un innovador proyecto que cuenta con colecciones renovadas y con representantes de todas las tipologías de sistemas que transformaron la historia del videojuego. Desde máquinas arcade, pasando por videoconsolas, portátiles y dispositivos bidireccionales, hasta una selección de los títulos más influyentes de la historia del medio.
En estos tres años, sus fundadores conformaron la Fundación Museo do Videoxogo de Galicia, constituida por seis patronos y reconocida como de interés gallego por la Xunta.
El nuevo espacio alberga, además de su colección y la de los demás patronos de la fundación, máquinas donadas por personas anónimas.
«Nun só espazo temos 50 anos da historia do videoxogo, contextualizada con 2.000 pezas de tódolos dispositivos que a sustancian», avanzan los cofundadores de la fundación.
Hay un espacio exclusivo para los 25 años de la industria en Galicia. Entre las piezas más llamativas, destacan una Magnavox Odyssey de 1972, que fue la primera videoconsola de sobremesa de la historia, o una Sega Nomad, la primera híbrida, así como una arcade de Cabinet Scude Race. Se trata de un museo «vivo, activo e experimental, con máis de 50 dispositivos cos que experimentar e xogar». Tiene a la vez una función reivindicativa. «O noso obxectivo é a divulgación do videoxogo como expresión artística e cultural, tratando de darlle unha proxección de análise rigurosa, como merece calquera industria cultural, achegándoa de xeito transversal, a través do coñecemento profundo das súas obras a toda sociedade e abordar aquelas líneas de debate social nas que hai ideas confrontadas como os malos usos dos videoxogos», indican los hermanos Martínes Nieto. Queda aún mucho por hacer, porque «aínda hai moitas reticencias cos videoxogos sendo unha expresión cultural de primeira orde». «Son unha ferramenta educativa para tódalas idades. Non ten por que ser exclusiva, pero de todo hai que facer un consumo equilibrado», defienden.
En el nuevo museo, ubicado en el número 2 de la calle Aragón, hay un espacio para la nostalgia con la recreación de una habitación de la década de los 80 en la que poder visualizar la evolución de la historia del videojuego, arte para el que los hermanos Martínez Nieto reivindican un mayor reconocimiento social e institucional.
La fundación trabajará con las tres universidades gallegas, a través de convenios de trabajo. Además, el Muvi se alía con el Museo Arcade Vintage de Ibi, en Alicante, iniciando la primera gran colaboración entre museos de videojuegos de España. A corto plazo, esta colaboración culminará en un intercambio de piezas entre ambas partes, reforzando la presencia del mundo arcade, uno de los pilares del videojuego, en el Muvi.