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Luisa Lorenzo: «Ser un destino bajo en precio no ayuda al turismo ni a otros sectores de Santiago»

Lucía Blanco
lucía blanco SANTIAGO / LA VOZ

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Sandra Alonso

La nueva presidenta de Unión Hotelera Compostela espera un buen otoño con el cliente internacional y de congresos

28 nov 2022 . Actualizado a las 20:01 h.

La asociación Unión Hotelera Compostela, que reúne a los 17 mayores hoteles de Santiago, estrenó directiva el pasado mes de julio con la incorporación de Luisa Lorenzo, directora y socia de A Quinta da Auga. Elegida por sus compañeros hoteleros en sustitución de Esteban Iglesias, director del NH Collection, la nueva presidenta lleva desde el 2009 ligada al sector, año en el que asumió la gestión del hotel que fundaron sus padres. Además de su formación en Administración y Dirección de Empresas y cursos relacionados con la industria hotelera, Lorenzo amplió sus estudios en la prestigiosa universidad Cornell de Nueva York. Una trayectoria que, asegura, fue fundamental pues «al final, un hotel es gestión concreta y con sus necesidades diferentes», y con la que asume su nuevo puesto en el colectivo en un verano marcado por el descenso en el nivel de ocupación.

—¿Cómo afronta la presidencia de la entidad?

—Es un tema de compromiso. Nuestro sector es muy importante en Santiago e, incluso, en toda Galicia porque Compostela tiene una influencia turística más allá de la ciudad. Además, parece que el turismo solo son los hoteles o los restaurantes, pero no es solo eso, afecta a la artesanía, a la pesca, a la ganadería...

—¿Con qué propuestas asume el cargo?

—Me gustaría que pudiésemos establecer más diálogo con distintas entidades, tanto públicas como privadas, y con otras asociaciones. Que sea un intercambio de conocimiento e impresiones y, a través del entendimiento y de la colaboración, también creo que se puede generar un turismo que tenga un impacto positivo en la ciudad y en la región.

—Los grandes hoteles no han tenido la ocupación prevista, ¿qué ha motivado esta situación?

—El verano pasado fue muy atípico, registramos buenas cifras de ocupación y tuvimos un turismo nacional y prácticamente no contamos con clientela internacional. Igual teníamos unas expectativas mayores de las que luego se cumplieron.

—El alcalde achacó los resultados al incremento de precios.

—Los establecimientos no queremos tirarnos piedras contra nuestro propio tejado. La gestión de los precios en los hoteles se hace con técnicas en la que se analizan muchos factores.

—Además está la inflación.

El coste energético es uno de los mayores costes de un establecimiento, junto al del personal. Por otro lado, Santiago históricamente es una ciudad con unos precios muy bajos comparados con el resto de destinos urbanos españoles. Toca ser más competitivo, no dice nada bueno de una ciudad que sea excesivamente barata. Ser un destino bajo en precio no beneficia a nadie, ni al turismo ni a los sectores que arrastra.

—¿Esto obligará a mantener la suba de tarifas?

—Tenemos buenas expectativas para el otoño, en invierno ya veremos, porque es una temporada muy baja en la ciudad y los establecimientos tienen que mantenerse todo el año. Evidentemente, los precios con menor demanda bajan, lo normal es que haya una fluctuación.

—¿Qué propuestas cree que son necesarias para retener al visitante?

—Tenemos una ciudad con mucho contenido y mucha riqueza cultural que puede ponerse en valor. Santiago tiene mucho arte sacro, está el CGAC o la Cidade da Cultura, pero hay que coordinar todos los elementos para poder darle más visibilidad.

—El lunes se lleva a pleno la limitación de las VUT a las plantas bajas. ¿Les parece suficiente esta regulación?

—Una vez esté todo detallado podremos valorar, pero es algo que hay que regular. Todos los destinos turísticos han ido estableciendo límites. Es importante de cara a los consumidores, a la sociedad o a los alojamientos. En nuestro hotel, por ejemplo, el personal quiere venir a trabajar y tiene problemas para encontrar vivienda.

«No creo que por fijar la tasa turística venga menos gente»

Además de la regulación de las viviendas de uso turístico, que afecta directamente al negocio hotelero, el establecimiento de un impuesto con el que regular la afluencia de visitantes y afrontar los gastos adicionales que genera su presencia es otra de las preocupaciones del sector.

—¿Cuál es su posición con respecto a la tasa turística?

—Hay muchos destinos turísticos que la tienen pero, ¿cuál es su fin? Ha surgido el debate pero sin concretar ni definir nada. No nos queda claro cómo se va a cobrar, quién la va a cobrar, en qué período, si va a revertir en la ciudad, de qué forma o si con ella se va a mejorar el patrimonio existente.

—¿Cree que si se aplica caería el volumen de turistas?

—Es importante verlo con todos los factores sociales, comercio, turismo, todo lo que arrastra la actividad. Pero no creo que por el hecho de poner la tasa vaya a venir menos gente, pero sí es importante ver dónde revierte.

—¿Cómo se presenta el otoño para el sector?

—Manejamos unas perspectivas de una buena ocupación, ya empiezan los eventos de empresa. Además, tenemos al cliente internacional que ya empieza a venir en septiembre, porque agosto suele ser un mes más de perfil nacional. Entre septiembre y octubre se juntan el turismo internacional con el de congresos y reuniones.

—¿Y las previsiones después del bienio Xacobeo?

—Ahí sí que tengo que hablar de incertidumbre. Primero, que la antelación para las reservas es cada vez menor, se reserva por encima de la fecha. Esto fue espectacular durante el covid y hubo que bajar los tiempos de cancelación. Pero, por el momento, no podemos hacer una valoración de cara al año que viene.