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La reina de las romerías afianza su trono

X. A. CARBALLO / LA VOZ

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CON ÁLBUM DE FOTOS | Muxía recibió una avalancha de gente en su día más grande del año

12 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

A Barca de Muxía consolidó el trono de la reina de las romerías. Este año ha roto todas las previsiones, empezando por las del tiempo. Habían anunciadas lluvias, pero lució el sol casi todo el fin de semana. La afluencia de gente fue incesante y la verbena del sábado estuvo a rebosar . «Non se cabía», testimoniaba ayer José María Touriñán, cuarenta años cartero en el pueblo. El alcalde, Iago Toba, que acompañó la procesión, sacaba pecho: «Esta é a romaría das romarías».

Ayer fue el día grande. Pasadas las doce, gran parte de la juventud se desperezaba en las tiendas de campaña desperdigadas por todas partes. Se veían autos y furgonetas comerciales con asientos abatidos y convertidos en caravanas circunstanciales. Casi no había espacios públicos para aparcar. Estacionar en una leira costaba tres euros. Los autobuses estaban en el puerto deportivo.

En la playa de A Cruz había un bañista solitario. El mar estaba plano y enfrente de Muxía se erigía majestuoso el faro de Vilán. En calles y plazas sonaban charangas y bandas. Muchas terrazas ya estaban llenas. Incluso la pulpeira despachaba bien. Lito Mambis, de Valga, lleva 40 años yendo a A Barca. Ayer al mediodía llevaba cocinados unos 700 kilos de pulpo, además de churrasco, carne ao caldeiro, jamón y pollo picantón. A Barca nunca le falla, comentaba.

Una multitud desfilaba a esas horas hasta el santuario. No todos iban a misa. Un grupo de 150 universitarios caminaban para ver la punta de A Barca. Empezaba el oficio y algunos devotos iban comiendo churros. «Eses xa van comulgando», dijo alguien.

«Houbo una avalancha en Muxía», recalca Iago Toba. Incluso a las cinco de la mañana se agotó el agua del depósito. Hubo que reponer con un camión cisterna.

Durante la gran misa, muchos fieles seguían en el santuario para recoger recuerdos. Allí estaba el exalcalde Jesús María Barrientos. Se quejaba de que con el trajín de ambulancias incluso estuvieron a punto de atropellarlo.

La Banda Militar Brilat puso marcialidad a la procesión, que tuvo su apoteosis en una traca llena de emoción y colorido.

Fuegos de artificio novedosos y mucha seguridad

Muchas cosas sorprendieron en la fiesta. Empezando por la sesión de fuegos del sábado, con varios puntos de lanzamiento, O Corpiño, el mar, el puerto y la dársena. Impactó la cruz desde O Corpiño. La organización hizo una exhibición en seguridad: 90 voluntarios de Protección Civil cada día. Vinieron de Getafe, Verín, A Coruña, Ferrol, Bergondo, Negreira, Boiro, Laxe, Mazaricos, Camariñas y Corcubión, además del Samur de Madrid. Se instalaron cámaras en diversas partes del pueblo para controlar las incidencias. Hubo 15 policías, llegados de Coristanco, Teo, Bergondo, Camariñas, Soutomaior, Tordoia, A Laracha, A Illa, Cerceda y Santa Comba completaron el dispositivo. «Foi una Barca tranquila», sentenció Ramón Pérez, presidente de la comisión.

«Yo soy enemigo del refrán: ‘‘Al ave de paso, cañazo’’»

No todo el mundo que se acercaba a Muxía iba a celebrar A Barca. Manuel Álvarez Pérez, de 72 años, su esposa, Mercedes Ríos, y su hija Clara venían haciendo el Camiño. Llevaban cuatro días andando desde Santiago. Luego irán a Fisterra. Hicieron noche en A Grixa, en una casa de turismo rural, y lograron albergue. «Nos costó mucho trabajo. Venimos sin saber que había romería», dice. Están contentos con la ruta y, en general, por el trato recibido. No obstante, han tenido la experiencia de ciertos abusos. «Hay gente aplica el refrán que dice: ‘‘Al ave de paso, cañazo’’. Y yo soy enemigo de eso», explica en relación a algunos precios.

Hoy concluye la romería muxiana. Habrá procesión a las 12.00 desde la iglesia hasta el santuario, misa, pasacalles, gaiteiros y sesión vermú. Actuarán las orquestas Escaparate y Los Coleguitas.