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La gallega que está al frente del último albergue antes de llegar a A Fonsagrada: «No 98 os peregrinos eran bichos raros»

M. Fernández / M. Guntín LUGO / LA VOZ

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María José Gontad está al frente del albergue
María José Gontad está al frente del albergue MANUEL

María José Gontad se mudó a Grandas de Salime por amor y abrió el primer hospedaje de la zona.

18 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

María José Gontad Fraga es una gallega adoptada y adaptada en Grandas de Salime. Se marchó de Pontevedra por amor, y ahora capitanea el último albergue de peregrinos privado que aparece antes de llegar a la comarca de A Fonsagrada. Dos décadas después de su aterrizaje, Gontad cuenta que arrancó este proyecto en septiembre del 2019, poco antes de que estallase la pandemia de coronavirus. «Traballamos setembro e outubro, pechamos por tempada e ao final, levabamos pouco máis de 15 días cando xa nos pecharon de todo», explica. Su viaje empresarial comenzó entre geles y mascarillas pero ella, que ya lleva el mismo tiempo en Grandas que en su terriña natal, explica que ilusión y esfuerzo fueron los motores de este proyecto al que se enfrenta acompañada por su marido.

A la pregunta de por qué un albergue, que además lleva el nombre de Porta de Grandas, Gontad explica que tiene también una casa rural al otro lado del pueblo, pero el Camino de Invierno pasa a dos kilómetros y medio. «Cando eu cheguei, no ano 1998, non se sabía que por aquí pasaba o Camiño. Aparecía un peregrino cada moito tempo, e era un bicho raro. A xente non os coñecía. Os tres primeiros anos tras instalarme en Grandas tiven un bar, e cando me entrou nel o primeiro peregrino dixéronme que era un vagabundo, daquela eran bichos raros!», cuenta María José entre risas.

La fama del Camino de Invierno

Fue en el año 2000 cuando el Camino de Invierno empezó a ganarse la fama. «Agora, a xente vai uniformada, case non distingues ao turista do peregrino», desgrana María José. Por aquel entonces apenas había albergues, y aquí fue donde Gontad vio su nicho de mercado, que tardó años en materializar ya que tuvo la precaución de esperar a que el Camino ganase recorrido. «A min e ao meu marido sempre nos chamou a atención o tema do Camiño, apareceu a oportunidade e lanzámonos», cuenta ella desde el interior del albergue, en el que domina la piedra tradicional gallega.

Portas de Salime es el último albergue que hay antes de llegar a Fonsagrada
Portas de Salime es el último albergue que hay antes de llegar a Fonsagrada MANUEL

30 personas

Con una habitación matrimonial, otra doble y tres compartidas, Porta de Grandas tiene capacidad para un total de 30 personas. De este matrimonio es el mérito de abrir el primer albergue de peregrinos del ayuntamiento, situado en la última etapa del Camino de Invierno antes de que los caminantes se adentren en la comarca de A Fonsagrada. «O nome de ‘Porta’ é en honor a que son galega, e en asturiano tamén se di así», explica María José.

En cuanto al trato con los peregrinos, la pareja no duda en decir que hay de todo: «Máis do 90 % resulta ser xente marabillosa, pero cando che toca algún raro... Dende a pandemia notamos que todo o mundo é máis esixente. Piden cambios de habitación, quéixanse de deixar os zapatos fóra da habitación...». Lo que está claro es que «el Camino está de moda», dice convencida esta gallega. Y aquí, por 15 euros, los peregrinos pueden disfrutar de la antesala a su estancia en Galicia.

Sin embargo, la fama tiene a veces una doble cara. «Eu creo que hai xente que fai o Camiño por postureo. E iso velo claramente cando chegan porque te das conta de que non están preparados e que ata se queixan de que hai moitas subidas e baixadas!».