Un paseo por el municipio permite descubrir castros que no están en las guías ni en webs especializadas
02 oct 2022 . Actualizado a las 02:37 h.Habría que preguntar a coruñeses entendidos en aves como Antonio Sandoval, uno de los grandes de España en su especialidad, para saber si Sobrado dos Monxes en particular y la retaguardia montañosa del golfo Ártabro en general la sobrevuelan más cuervos que en otras partes. Porque desde luego el excursionista los va a tener por compañeros omnipresentes. Tanto que hasta en ese municipio —que dicho sea de paso tiene un alcalde que se preocupa por buscar un nicho en el segmento del turismo sostenible y de calidad— se eleva un enorme monte llamado así, monte de O Corvo, con cuatro alturas principales por encima del medio millar de metros y con restos arqueológicos.
Unos restos arqueológicos que también existen al irse acercando. Porque, aunque ahora sean tierras de Vilasantar, hace dos milenios, e incluso mucho más, los habitantes de esos suelos fértiles no sabían de límites administrativos del siglo XXI.
Así que desde el santuario de A Laxe crúcese el río Cabalar rumbo sur pero desviándose inmediatamente a la izquierda por una pista estrecha y muy sombreada que carece de mayor interés hasta que deja atrás O Vao, un pequeño grupo de casas. Y unos metros después, cuando se va a girar hacia Novás, al frente arranca un camino de tierra no apto para coches. Asciende desde los 470 metros de altitud hasta los 534, lo cual tampoco entra en el capítulo de las maravillas del planeta, pero permite subir al punto más alto, un castro tan virgen que ni en Google tiene referencia.
De vuelta al coche, por la izquierda sin apartarse del río Cabalar (que cambia de nombre), aunque no queda justo a la vista debido a la vegetación, el itinerario va describiendo algo parecido a un semicírculo hasta rematar en Eirixe, donde, como el curioso topónimo sugiere, se levanta una iglesia. Enorme, con una casa que fue noble en sus tiempos.
El templo presenta una altura que impresiona, y un vecino entrado en años y que es la memoria viva de la aldea lamenta que cuando se arregló el tejado no se hayan puesto unos canalones. No es mera anécdota: el agua de la lluvia ha dejado las paredes que parecen un muestrario poco estético.
La carretera va a desembocar en otra más ancha que por la derecha conduce al punto de partida, el santuario de A Laxe. Pero antes, justo al dar una curva a la izquierda un kilómetro después de dejado atrás Novás, a la derecha queda un montículo más accesible que el anterior, pero desde luego también a pie. Es otro de esos castros ignorados por todos: no está ni en las guías, ni en la web del concello, ni en webs especializadas. Y, aunque las roturaciones y las plantaciones lo han modificado, sigue siendo otro tesoro que hay que preservar para las generaciones futuras.
INICIO
43º03'33”N 8º04'40”W.
COMIDA Y BEBIDA
Hay que llevarlas de casa.
LA FOTO MÁS PERSONAL
En cualquiera de los castros.
EN BICICLETA
Solo para adultos.