Apoteosis final con «A rianxeira» para iluminar la eternidad de las fiestas de la Guadalupe
VEN A GALICIA
Miles de personas se congregaron en la plaza de Castelao para honrar a la Moreniña
18 sep 2022 . Actualizado a las 19:35 h.Un buen final es aquel que está a la altura de los acontecimientos, pero un desenlace histórico es el que consigue superar todas las expectativas. De esto saben mucho en Rianxo, donde tras ocho días de celebraciones por la Guadalupe, brindaron a la Moreniña un homenaje apoteósico en todos los sentidos.
Cerca de 20.000 almas se congregaron en la plaza de Castelao para corear al unísono una de las más sentidas A rianxeira que se recuerdan. No cabía un alfiler en el centro neurálgico de Rianxo, en un fin de fiesta cargado de sonrisas y hermanamiento que se prolongó hasta más allá del amanecer.
Las odiseas para encontrar aparcamiento y la dificultad para colocarse en un lugar privilegiado para disfrutar de la increíble vista de las bengalas, fueron los únicos lunares de una noche absolutamente mágica para rianxeiros y visitantes.
Calentando motores
Desde bien temprano las calles del municipio indicaban que algo grande estaba por llegar. Terrazas llenas, atracciones plagadas de niños y centenares de personas en los alrededores de la explanada central de los festejos mostraban la magnitud de la cita, hasta la que se acercaron visitantes de toda la geografía gallega.
La gran verbena comenzó cerca de las 22.00 horas y los vecinos cumplieron con la premonición de su alcalde, Adolfo Muíños, que confiaba en que los rianxeiros darían el do de pecho en esta Guadalupe tan especial, y vaya si lo hicieron.
Las orquestas Fama, Charleston Big Band y Saudade fueron las encargadas de comandar la fiesta en una plaza de Castelao que se fue llenando con el paso de los minutos, a la espera del gran momento de la Guadalupe.
El confeti, las palmas y clásicos temas latinos caldearon el ambiente para que, a las 2.00 de la madrugada, Rianxo se convirtiese en una sola voz. Fue la orquesta Saudade la responsable de entonar el primer «ondiñas veñen, ondiñas veñen e van» con el que miles de bengalas se alzaron al cielo, a la vez que los presentes coreaban al unísono una canción que ha logrado convertirse en un auténtico himno a lo largo de sus 75 años de historia.
Charleston y Fama tomaron el relevo del cántico, que se coronó con un pequeño espectáculo de fuegos artificiales, poniendo así el broche de oro al homenaje a la Moreniña, cuya verbena continuó hasta bien entrada la mañana. La Guadalupe se despidió de esta manera hasta el año que viene, en una de sus ediciones más esperadas y multitudinarias, entre ambiente familiar, abrazos y muchos: «¡Viva Rianxo!».