Tres itinerarios coincidieron este fin de semana: petroglifos, Vía Mariana y alvarizas
26 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Hasta tres rutas distintas coincidieron este fin de semana en Vimianzo, municipio que se pone a la cabeza de la puesta en valor de recursos naturales y patrimoniales a través de itinerarios bien diseñados, limpios y señalizados. Hasta medianoche, durante unas tres horas, se prolongó el viernes la Noite de Petróglifos, con más de cuatro decenas de participantes pese a la lluvia inicial, que después cesó. Guio la comitiva, cuya integrante más joven era la hija de la alcaldesa, Mónica Rodríguez, el joven vimiancés David Roget, descubridor de las estaciones, quien fue capaz de expandir su pasión a base de explicaciones, elucubraciones y conexiones con la astronomía, aportaciones aplaudidas que enriquecieron las intervenciones técnicas de Pablo Sanmartín, de A Rula.
Vimianzo tiene un santuario de arte rupestre, arte rupestre atlántico, y el viernes le rindieron culto, previa parada ante el pazo de Trasouteiro. Una salida que la regidora agradeció a sus guías, pero también al técnico de Deportes, Víctor Santos, y a Protección Civil, cuyo trabajo ampara siempre las diversas rutas.
Somontemio, hallada por Roget «case por intuición», fue la primera parada. Petroglifos «a rentes do chan» en una piedra de unos tres metros en mitad de un camino, con un círculo concéntrico de grabados que lleva a sumar 106 centímetros de diámetro. Es por la noche, cuando la luz del sol no cae a plomo sobre los grabados, cuando mejor se pueden ver. La noche acuna asimismo los enigmas, y antes de llegar a los 2,26 metros de la Cruz do Loureiro, el último lugar del Val de Soneira donde se pone el sol, e inigualable mirador sobre la localidad, pasaron por el Prado Vello de Arriba, posible viejo santuario pagano. Y, al fin, la joya de la corona, los petroglifos de Prado da Cruz, con sus combinaciones circulares, sus formas cruciformes, un posible puñal, cazoletas y hasta quizás una diosa femenina. Con tan buena acogida, manifestó el Concello su intención de seguir ahondando en la filosofía de divulgar su patrimonio. Hay en estas rutas, de hecho, repetidores.
Apenas diez horas más tarde de concluir la Noite de Petróglifos, arrancaba en Vimianzo la última cita de los Recunchos de septiembre, el recorrido de la Vía Mariana, cuyo trazado parte de Braga y llega hasta Muxía. Lo empezaron un buen puñado de personas en O Barral, límite con Zas.
El aspecto bucólico de A Fervenza acompañó los pasos hasta Orbellido, donde la técnica de Turismo, Mariví Amigo, contó que el cruceiro de este núcleo había sido rescatado de las aguas embalsadas. En el 79, añadió, un vecino encontró un torque de oro: está en el museo del castillo de San Antón.
Por un camino abovedado con castaños y carballos, y tras alimentar en Baíñas fuerzas anímicas con café y culturales con las escenas de los restos románicos de la iglesia, enfilaron pasos por el Rego de Cabral, con sus tres molinos y su hermoso cruceiro. Después, Sarteguas, en Berdeogas, que ya aparece en documentación de 1095, con sus impresionantes hórreos; más tarde, A Boudañeira y, por último, Berdoias, no sin antes pararse a hacer fotos a varios ejemplares cabrunos.