Una urna custodia en Padriñán el bastón de mando de Sanxenxo, O Grove y Ons
VEN A GALICIA
El último juez de la jurisdicción de A Lanzada lo donó a la iglesia hace dos siglos
01 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Manuel Correa, último juez de la jurisdicción de A Lanzada, entregó hace dos siglos su bastón de mando, símbolo de su autoridad sobre un tercio de lo que hoy es la comarca de O Salnés, a la iglesia de San Ginés de Padriñán. Correa, del que apenas han trascendido más datos que el puesto que desempeñó, fue el último titular de un cargo que se extinguió con la creación de los primeros Ayuntamientos a principios del siglo XIX. Tras un largo período de olvido, esta vara se exhibe desde este mes en una urna confeccionada a propósito y rematada con una flecha a semejanza de punta de lanza, que rememora precisamente su antigua vinculación con A Lanzada y las villas de su entorno.
Cuando el juez Correa depositó su bastón en la iglesia de Sanxenxo se puso fin a un cargo que provenía de la Edad Media. Sus antecesores dictaban sentencia y resolvían los problemas vecinales desde el tribunal de A Lanzada. El nacimiento y expansión de la villa de Sanxenxo, en el siglo XVI, la convirtieron en el centro del poder político en la zona y según explica el actual párroco Samuel García, el juez se trasladó allí y daba audiencia y dictaba sentencia desde el balcón de una casa justo a la entrada del templo parroquial.
En algunas fotografías antiguas de este entorno se puede observar cómo el atrio del templo de Padriñán estaba cerrado por un murete con un banco de piedra que lo recorría por completo. Este era el recinto donde se sentaban vecinos y autoridades para dirimir sus conflictos.
En el siglo XIX se modernizó la división territorial en España y la antigua jurisdicción se convirtió en los municipios de Sanxenxo, O Grove y Meaño. Ons, que estuvo oscilando administrativamente entre Sanxenxo y Bueu, acabó entrando en el ámbito de este último concello.
Tras la disolución de la jurisdicción de A Lanzada y el inexorable paso del tiempo el bastón se quedó en una esquina, olvidado. Nadie le prestó atención hasta que con motivo de los preparativos del quinientos aniversario de la parroquia sanxenxina, los responsables actuales del templo se dieron cuenta de qué era. Solo unas iniciales, M.C., y una anotación en un libro del siglo XIX daban pistas sobre su origen y relevancia simbólica.
Exhibida desde este mes
Así que en el 2019 se sacó del olvido al bastón y se le colocó en el altar mayor, donde en su momento lo dejó aquel último juez de A Lanzada. Ahora bien, la vara estaba al alcance de cualquiera y corría riesgo de que alguien la sustrajese, no tanto por su valor económico, que no lo tiene, sino por su símbolo.
La parroquia, entonces, encargó su restauración y la ejecución de la urna, que se ha colocado en una columna y que se muestra al público desde este mes. El historiador local y especialista sobre la trayectoria secular del templo de Padriñán, José Manuel Abel, explica que el bastón estaba bastante bien conservado y que hay pocos de esta clase en Galicia. Samuel García indica que cuando se optó por restaurarlo, se decidió ponerle una placa que case también su historia. La punta de lanza que corona el recipiente perpetúa, de esta forma, la relación del bastón con A Lanzada.