El Concello crea una ruta urbana de interés turístico por el Malecón, el casco viejo y Viloira
02 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.El Concello de la capital de Valdeorras ha señalizado una ruta urbana para conocer la localidad y su historia en un pequeño recorrido a ambos lados del río Sil. Pasea O Barco es el nombre de un trayecto circular que parte del Malecón para descubrir el casco viejo y Viloira antes de volver al punto de partida siguiendo el trazado del Camiño de Inverno. En cada uno de los ocho puntos, un panel explicativo da unas pequeñas pinceladas de lo que uno tiene ante los ojos. Y un código QR ofrece la posibilidad, a través de un móvil inteligente, de saber más de cada espacio. De lo que hay y de lo que hubo, porque incluye también detalles sobre la historia y sus personajes.
El Malecón del arte
El Malecón ofrece múltiples posibilidades, desde tomar algo en una terraza hasta sentarse a la sombra a mirar el paso de los viandantes. O disfrutar de una galería de arte en la calle. A lo largo del Malecón se puede ver un mural de Óscar Padrevecchi sobre el Camiño de Inverno, varias esculturas (la última en instalarse fue la que Xelo de Tremiñá creó en homenaje al escritor y periodista José Antonio Gurriarán) o la pieza en pizarra que Jorge Barredo instaló dentro de uno de los proyectos de EmBarcArte, la galería al aire libre que impulsó durante dos años, antes de la pandemia.
El desaparecido muro
Remontando el Sil, el caminante llega a lo que sería el Malecón Antiguo, que se construyó en 1961 sobre el relleno que protegía la zona de las inundaciones. Ya no queda aquel muro en el que los que hoy rozan los 60 pasaron muchas horas sentados en sus años de juventud. Hace tiempo que hay una barandilla, desde la que mirar hacia el cauce o también bajar hasta el río.
Praza Maior
Siguiendo el camino, aparece a mano izquierda la praza Maior. Ahí nació O Barco. Junto a las calles Real, San Roque y Oscura, fue durante mucho tiempo el epicentro de la vida económica y social de la localidad. En la plaza estaba el antiguo Casino —en un imponente inmueble de ladrillos rojos que lleva años cerrado, pero que todavía conserva los rasgos del edificio señorial que fue— y al fondo se ve el campanario de la iglesia de San Mauro. Del lado derecho se accede al Porto da Barca, el embarcadero desde el que salía la lancha que permitía cruzar el río hasta Viloira cuando todavía no había puentes.
La pasarela de la Capitana
Pero ya los hay. Desde hace algo más de una década se puede cruzar a Viloira por la conocida como pasarela de la Capitana. Y mientras el caminante no llega, lo mejor es disfrutar de las casas de una planta —algunas con escudo en la fachada— que copan el casco viejo, con sus balcones casi siempre decorados con coloridas flores. Una vez en el puente, toca volver la vista atrás para disfrutar de las casas colgantes sobre el río.
Jardines de la Casa Grande
Salvado el Sil, un camino de adoquín lleva hasta los jardines de la Casa Grande de Viloira, construida en el siglo XVII y que fue hogar de la familia Quiroga. Aquí pasó su infancia la escritora Elena Quiroga, segunda mujer en ocupar un sillón en la Real Academia Española. Altos plátanos traídos de América, laureles, un frondoso magnolio, araucarias, árboles del amor, árboles de Júpiter, robles, castaños de Indias o palmeras forman parte de la larga lista de especies que puede verse en un espacio que cuenta además con un parque infantil y uno biosaludable y una zona de bancos para disfrutar de la sombra. De lunes a viernes, además, puede visitarse por dentro la casa, reconvertida en edificio administrativo. Destacan sus patios interiores y las obras de arte que cuelgan de sus paredes.
La praza de Viloira
La praza Otero Pedrayo está rodeada de viviendas de uno o dos pisos que en tiempos fueron las caballerizas de la Casa Grande, situada en uno de los laterales. Justo en la esquina contraria está la conocida como Casa do Pepiño, en referencia a José Núñez, descubridor del antídoto contra la filoxera, la plaga que arrasó el viñedo de la zona en 1882. Si el visitante llega a Viloira cualquier día 6 la verá llena de puestos de la feria mensual, en la que no faltan los calderos de las pulpeiras.
Puente de San Fernando
Al abandonar la plaza de Viloira de regreso al casco urbano de O Barco, unos metros antes de llegar a otro puente (en este los peatones conviven con los coches) merece parada el mirador de San Fernando. En el estribo izquierdo del antiguo puente, que arrasó una riada en 1959, se acondicionó un espacio desde el que disfrutar del río Sil. Se ven desde ahí el Porto da Barca, las casas colgadas del casco viejo y, más a lo lejos, la playa fluvial.
Camiño de Inverno
Cruzando el Sil de nuevo, el recorrido continúa por la primera calle a la izquierda. Ahí comienza el casco viejo, por la calle San Roque que después entronca con la Real, siguiendo lo que se conocía como Camiño Real y que además es trazado del Camiño de Inverno. Va paralelo al río Sil. En esta vuelta, justo a la altura de la praza Maior, recibe al visitante un mural de Abraldes. El recorrido rematará de nuevo en el punto de inicio tras salir de la zona vieja y entroncar con el Malecón.