Barracas, pulpo, música, actividades y ofrenda conviven en el día del patrón de Lugo
05 oct 2022 . Actualizado a las 19:56 h.Lugo volvió a honrar a su patrón por todo lo alto. El día del San Froilán, bendecido por un buen tiempo a menudo esquivo en esta jornada, dibujó en la ciudad una estampa festiva propia de los tiempos prepandemia. Gente por las calles, niños en las barracas, las casetas del pulpo llenas y la música resonando por todo el centro.
El festivo arrancó con el acto más oficial, la ofrenda floral de la corporación al santo, celebrada en la Catedral y de la que se ausentó, como es tradición, el Bloque. Para entonces, el centro de la ciudad ya empezaba a desperezarse, con los vendedores de antigüedades instalados en la Raíña, los artesanos detrás del Ayuntamiento, más puestos en el fondo de la Praza Maior y las agrupaciones encargándose del pasacalles.
Pero donde más se percibe la fiesta es, sin duda, en el recinto ferial. A mediodía, las tres casetas ya lucían llenas y con colas a la entrada. Eso sí, la estampa quedaba todavía muy lejos de aquellas que se veían en los tiempos gloriosos, con toda la calle atestada de gente intentando hacerse un hueco. La otra diferencia respecto al pasado se constata en las mesas. La instantánea de las mesas abarrotadas de pulpo apenas se ve y la contención parece la tónica dominante. No están los tiempos para el derroche, y en el San Froilán es fácil vaciarse la cartera. Las atracciones, los puestos de comida o los de artesanía resultan difíciles de resistir para muchos. Y todavía quedan muchos días por delante.