5.000 espectadores presenciaron a la recreación histórica de 1617 por las calles de la villa
09 oct 2022 . Actualizado a las 19:33 h.Vigo tiene su Festa da Reconquista, Redondela rememora su batalla de Rande y Cangas está afianzando la representación teatral del asalto de los piratas turcos en 1617 en el que destacó el drama de la legendaria María Soliña, una viuda acusada falsamente de brujería. Así se ha demostrado este domingo, cuando 5.000 espectadores, según fuentes de Protección Civil de Cangas, siguieron por la tarde en ocho puntos de la villa morracense los lances entre los invasores y los defensores y el desastre que supuso para sus habitantes. Previamente, el público asistió al mercadillo histórico ambientando en la época del asalto turco-berberisco. Situado en la Alameda Vella, se vendieron productos tradicionales y artesanales.
La concejala de Cultura, Aurora Prieto, se mostraba satisfecha con la asistencia de público. «Las expectativas se han superado ampliamente», afirmó antes de terminar el evento y como adelanto de su valoración. Este lunes, el Concello de Cangas hará una valoración del festival que se prevé muy satisfactoria ante la buena acogida que ha tenido la representación y el entusiasmo mostrado por los extras que actuaron en las batallas.
La representación teatral Defensa da Vila. María Soliño corrió a cargo del grupo Ningures. Comenzó en la Alameda Vella, donde los confiados vecinos cantan y bailan. El siguiente acto fue en las naves de Ojea, donde se rememora el desembarco de los piratas en las rampas mientras los vecinos prestan resistencia.
El tercer acto se situó en la Eira do Costal, después del desastre. Es cuando María Soliña sale en busca de su marido, Pedro Barba, desaparecido. La cuarta escena tiene lugar en la Fonte de San Leonardo, donde los nobles acusan desde el balcón a María Soliño de ser una meiga. El inquisidor ordena prenderla.
La quinta escena se representó en el palco de música de la Alameda. Desde los balcones, los vecinos siguen culpando a la viuda y la conducen al juicio.
La vista inquisitorial se rememoró en la plaza de la Constitución. Los actores fingen ser Pedro Barba, convertido en un carnero, mientras varias meigas danzan en aquelarre. Una comitiva sale en procesión escoltando a Soliño.
En el Eirado do Sinal, María camina apresada y cree ver en un balcón a Pedro Barba, que llama por ella.
La representación finalizó en el Parque da Palma, donde Soliña y las demás meigas cumplen sentencia.
Esta obra de teatro callejera congregó a numeroso público y permitió comprender las vivencias que sufrió la legendaria mujer hace cuatro siglos.