El día festivo invita en la capital turística de las Rías Baixas a disfrutar de los paseos y bajar a la playa
12 oct 2022 . Actualizado a las 17:47 h.«El agua está muy buena», comenta José Luis, un vecino de A Coruña, que no dudó en disfrutar de la soleada mañana del 12 de octubre recorriendo a pie la playa de Silgar, en Sanxenxo. No era el único. La playa recordaba más su aspecto de mayo que de octubre, con temperaturas elevadas y gente en el agua. Volvieron los castillos de arena de los niños y las sillas de playa.
Es miércoles, pero al ser festivo, Sanxenxo volvió a ser polo de atracción para muchos pontevedreses y residentes en otras provincias gallegas, que llenaron sus terrazas y anduvieron por sus paseos. Una esplendorosa marea baja, que duplicaba la superficie de todos los arenales y un intenso olor a mar saludaban a los conductores que pasaban con la ventanilla abierta por la PO-308 al llegar a Sanxenxo. Era como una forma de decir, bájese y disfrute del día.
Silke, de Ourense, y Ángel, de Sanxenxo, son otros dos bañistas que se atrevieron a zambullirse en la ría de Pontevedra. Estamos en otoño pero, visto como han sido los últimos años, aseguran que no les sorprende ya el buen tiempo a estas alturas del año. María, de Sanxenxo, charlaba con unos amigos en la arena, mientras paseaban por Silgar. En su opinión, «ahora se está mejor que en agosto» porque, aunque hay turistas, son menos.
A escasa distancia, en el paseo de Silgar, era fácil encontrarse con gente haciéndose fotos con el móvil. Solos o en grupo, este enorme arenal bien merece quedar plasmado en un álbum de recuerdos de este festivo. Jaime y María José son de Noia y están pasando unos días de vacaciones en Sanxenxo hasta el domingo. «Estuvimos alojados en un hotel aquí hace cinco o seis años y nos encantó. Y si a eso ahora le añadimos este tiempo, aún mejor. No contábamos con este tiempo», manifestó Jaime.
Ambos posaron ante el ojo de buey enmarcado en el paseo de Silgar, junto al acceso al párking de Nauta y a la Praza dos Barcos. Desde allí la vista panorámica recoge en un solo clic todo Silgar y el parque de O Vicaño. Si se enfoca al otro lado, están Portonovo, la boca de la ría, Cíes y cabo Udra. Es difícil sustraerse al encanto de este balcón al océano.
El bullicio de los visitantes, en un ambiente más propio de verano que de octubre, también llenó las cafeterías y restaurantes en el entorno portuario y el paseo de Silgar. Bastantes de las tiendas de ropa y accesorios, tanto en las calles como en el área comercial del puerto deportivo también tenían sus puertas abiertas con un flujo constante de clientes.
Sanxenxo volvió a hacer gala de su proyección internacional. Con sentarse en el muro de Silgar y escuchar alrededor resonaban los mil matices del gallego y del castellano de las cuatro provincias, a los que se les sumaban aquí y allá, otros muchos acentos de distintas partes de España, Portugal y Gran Bretaña.