El mural medieval de la iglesia de Santa María de Betanzos recupera su esplendor
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La restauración deja más hallazgos tras la aparición de un sepulcro sin identificar
15 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Hace dos años, durante los trabajos previos a la restauración del retablo de San Pedro, en uno de los laterales de la iglesia de Santa María do Azougue de Betanzos, se descubrió un arcosolio con una pintura mural que decoraba «lo que se presupone una tumba», indicó entones la restauradora Milagros Martínez. Finalmente, tras recuperar esos elementos en un proyecto financiado por la Xunta con un presupuesto de 60.000 euros, se descubrió una lauda aunque se desconoce a quién pertenece.
Tras un año de cierre de la iglesia (excepto para ocasiones especiales) debido a las labores de recuperación del arcosolio y las pinturas murales, el templo reabrió ayer para mostrar el resultado. «De lo que se sospechaba que era a lo que es en hay un salto importante», indica el párroco, Santiago Pérez.
La restauradora, Carlota López Brea, confiesa que el proceso fue complejo. «La pintura es la joya del conjunto porque conservamos pocas policromías funerarias con tan buena calidad. No esperábamos obtener un resultado tan bueno, ya que la pintura estaba con calados y recubierta de resina». Sin duda el esfuerzo mereció la pena, ya que ahora puede verse con claridad la figura de «un escribano con una cartela de tipología medieval y abajo, en la esquina inferior, se intuye la figura de un animal, posiblemente un león». Sobre el significado de la presencia del felino surgen dudas, mientras que el texto de la cartela se lee claramente: «Es una homilía del Evangelio de San Lucas que en español dice «"el mundo está lleno de sacerdotes, pero con todo es difícil hallar un obrero fiel del señor"», aclara el cura, que apunta que «no sabemos si es un recordatorio a los curas de esta iglesia o si se refiere al sepulcro». Lo que sí confirman los restauradores es que el arcosolio y la pintura no son coetáneos. «El arcosolio es del primer cuarto del siglo XV y la policromía, de la segunda fase del siglo XVI», explica la restauradora. Los trabajos incluyeron la consolidación de los morteros y policromías, fijación y limpieza de estas, eliminación de cementos y materiales inadecuados, desencallado, tratamiento de juntas, estucado, reintegración cromática y eliminación del relleno interior del arcosolio.
Ahora, la iglesia está a la espera de un nuevo proyecto de intervención y arqueología para recuperar la lauda, limpiarla y abrirla. El presupuesto será de unos 10.000 euros.
«Código Azougue»
A pesar de que la restauradora confiesa que no tenían mucha esperanza en encontrar la lauda, aunque presuponía que existía tras el hallazgo del arcosolio hace dos años, pudieron localizarla tras limpiar la zona. «No sabemos si estuvo siempre aquí o si fue recolocada». Así, tal y como bromea el párroco «en vez del código Da Vinci, es el código Azougue».