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El Museo de San Paio reabre con obras restauradas y plan de digitalización

Emma Araújo SANTIAGO / LA VOZ

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El simposio Ars Sacra permitió acceder ayer al claustro benedictino

15 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El Museo de Arte Sacro de San Paio de Antealtares, ubicado en el corazón del monasterio de clausura que desde 1499 ocupan monjas benedictinas, ha cumplido medio siglo de existencia. Y lo celebra de la mejor forma posible, que no es otra que reabrir sus remodeladas instalaciones, que lucen piezas restauradas y organizadas con un nuevo hilo conductor que podrán visitarse a partir de mañana, 15 de octubre.

La trascendencia de la intervención provocó que esta nueva etapa se estrene con el simposio Ars Sacra, el patrimonio cultural en la tradición monástica benedictina, un encuentro que ayer permitió, en convocatoria de mañana y tarde, que sus participantes pudiesen conocer con todo detalle el proceso de restauración y también disfrutar de un descanso en el claustro del convento, que en contadísimas ocasiones es accesible al público, ya que se trata de dependencias que forman parte del convento de clausura de la comunidad benedictina. 

Ángel Pazos-López, conservador del museo y director del equipo científico que se encargó de la intervención, fue el encargado de inaugurar el simposio con una conferencia en la que detalló el trabajo realizado y los proyectos de futuro para este refugio patrimonial, diseñado para un público al que le interese disfrutar del arte sacro en un espacio no excesivamente amplio y con información adaptada al interés de cada visitante.

La remodelación del museo, que mantiene su ubicación y acceso desde la propia iglesia, agrupa la exposición por bloques, como las grandes y repujadas piezas de plata que se utilizaban en las misas tridentinas, oficiadas de espaldas y en latín, y los elementos que corresponden a la madre abadesa del convento.

También destacan las telas de los religiosos y los libros de música de distintos actos litúrgicos. Estos últimos elementos, dada la gran cantidad de piezas que se guardan en el monasterio, se irán cambiando con asiduidad para conseguir un flujo constante de visitantes, que podrán disfrutar cada varios meses de una nueva experiencia museística. Y en breve verá la luz el trabajo de digitalización de todas las obras en exposición, por lo que se conseguirá el doble objetivo: por un lado ofrecer información muy detallada de cada pieza mediante el uso de códigos QR y, por otro, dotar de ligereza a los espacios museísticos con la cartelería mínima necesaria para describir y contextualizar todos los elementos expuestos.

En paralelo a esta modernización del museo, la reorganización y estudio de las obras ha permitido conocer el estado de conservación de todas ellas y tomar decisiones importantes, como modificar los soportes y vitrinas que las sustentaban desde 1999. También confirmó la necesidad de actuar con prontitud para frenar el deterioro de algunas piezas. A este respecto, Pazos-López destacó el trabajo de cuidado y mantenimiento de las obras, propiedad de la comunidad religiosa, pero resaltó también que su buen estado y restauración trasciende a este colectivo, por lo que apostó por arbitrar una solución económica para preservarlas.