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Un paseo por una recuperada ribera histórica del golfo Ártabro

CRISTÓBAL RAMÍREZ

VEN A GALICIA

c. r.

Algunos tramos permanecen vírgenes

15 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Algunos tramos del golfo Ártabro permanecen vírgenes; otros no. Algunos mantienen una cierta similitud con el aspecto que tendrían hace un millar de años; otros han sido muy mutilados (sin que esto sea crítica alguna, en alguna parte había que asentarse). Y en algunos casos han sido tratados con mimo, en cierta manera han sido recuperados.

Neda, en el fondo de la ría de Ferrol, es el ejemplo más claro. La localidad aparece constantemente en los medios de comunicación porque por su centro discurre el Camino Inglés a Santiago. Los peregrinos pasan ante la centenaria iglesia de Santa María primero y muy cerca de la de San Nicolás (magnífico crucero gótico) después. Es un trazado histórico, en efecto, pero al seguirlo se pierden la recuperación de unas marismas con un itinerario que invita al paseo y a invertir allí al menos media jornada.

No hay pérdida, porque se trata de ir bordeando la costa. ¿Desde dónde? Desde el albergue de peregrinos de la Xunta, muy cerca del agua. ¿Peligro? Cero absoluto. Para nadie, ni para los más pequeños de la familia. Seiscientos metros más adelante cambia el firme pero siempre hay que continuar pegados a la orilla. ¿Era así la ribera cuando hace seis o siete siglos echaban el ancla en aquellas aguas los barcos procedentes de Inglaterra cargados de peregrinos?

Nuevo cambio de firme, ahora de madera, para alcanzar un mirador sobre el fondo de la ría de Ferrol, imagen espectacular. Se entra luego en un camino que lleva a cruzar por un puente el río Belelle, que ahí mismo rinde sus aguas al golfo Ártabro.

Atrás ha quedado un pequeño y concurrido parque infantil por un lado y una chalana abandonada y en las últimas por el otro, evocadora de los tiempos de pesca en la ría, que todavía continúa.

Igualmente, en cierto momento se divisa, esplendorosa, la fachada de Santa María, con el monte Ancos a la izquierda. Y sin olvidar detenerse ante un panel que explica cómo en el año 2021 fueron arrancadas, manualmente, especies vegetales invasoras que se habían asentado allí, en la marisma de O Coto.

Desde el cruce del Belelle hasta la iglesia de San Nicolás hay muy pocos minutos, y merece la pena alargar el paseo con el fin de admirar esa iglesia que conserva una minúscula parte gótica pero que en líneas generales pertenece al mundo barroco.

La vuelta, por la rúa Real (o sea, el Camino Inglés al revés) hasta encontrar otro puente peatonal que cruza el Belelle, admirar Santa María, recorrer un centenar escaso de metros por la carretera y girar por la primera a la izquierda. Es decir, de nuevo rumbo a la costa y encontrar el camino de ida. Y si queda tiempo, una vez al lado del coche, cruzar al otro lado de la ría por un puente peatonal que es todo un ejemplo de diseño no agresivo con el entorno.

  • INICIO
  • 43 º30’48’’N 8o09’08’’W.
  • LA FOTO MÁS PERSONAL
  • En las marismas
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  • Muy bajo