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«As monxas de Santa Clara no século XVI consumían chocolate»

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

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Finalmente, son cerca de ocho mil los vestigios hallados en el convento pontevedrés

15 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Fue en el siglo XVI cuando se estima que el chocolate se introdujo en España al llegar el cacao mesoamericano al comenzar la colonización de América. Su expansión fue muy rápida y prueba de ello es que «as monxas de Santa Clara no século XVI consumían chocolate», destacó Rafael Rodríguez, director de la excavación, aludiendo a que se localizaron fragmentos de jícaras —«pequenas tazas para tomar chocolate»— y mancerinas, bandeja donde se servía antiguamente esta bebida.

Los trabajos arqueológicos realizados en los últimos meses en el convento pontevedrés sacaron a la luz unas ocho mil piezas de cerámica, monedas, hierro y otros materiales que permitirán hacer una primera reconstrucción de cómo fue la vida en este entorno. En todo caso, son las distintas cerámicas el elemento más numeroso localizado por los expertos y que, en muchos casos, presenta un buen estado de conservación permitiendo establecer una cronología de siete siglos, desde el XIII al XX.

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Rafael Rodríguez subrayó que las cerámicas permiten ya no solo aventurar la posible dieta de las monjas —algo que se concretará con los análisis forenses—, sino otras cuestiones. Así el hecho de haber localizado porcelana china, cerámica de Talavera, andaluza, inglesa, italiana... habla de alimentación, pero también de economía: «Ter unha cerámica italiana do século XVI non a pode ter calquera familia. Son familias nobres ou con posibles».

Pero también habla del comercio de estos productos, toda vez que lo habitual es que, a través del Galeón de Manila o de la Ruta de la Seda, llegarán a puerto de Pontevedra, «que é dos máis puxantes» de esa época en la costa atlántica, canalizados posiblemente desde el puerto de Sevilla.

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A este respecto, el vicepresidente de la Diputación de Pontevedra, César Mosquera, precisó que estas cerámicas son muy similares a las localizadas en las excavaciones de O Burgo: «A relación que hai entre o convento e o que pasa fora é moi elevada».

Destacó que las labores realizadas permite disponer de «un panorama bastante completo do que sucedeu aquí e unha base para pensar en como reconstruír ou rehabilitar o conxunto». En todo caso, el director del Museo de Pontevedra, Xosé Manuel Rey, dejó claro que aún queda mucho trabajo por delante consciente de que «haberá preguntas para as que nunca teñamos resposta».

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Tras recordar que no se intervino en el espacio ocupado por la iglesia de Santa Clara, dejó claro que «non podemos dar isto por rematado. Queda moito por investigar».

Fases constructivas

De hecho, en palabras de Rafael Rodríguez, «a escavación veu a abrir máis interrogantes que respostas aportou, o que é bo a nivel arqueolóxico porque nos máis que pensar». Añadió que fue un espacio «dinámico, de moito movemento, e vivo». De este modo, a lo largo de sus siete años de historia, se realizaron muchas obras, algunas de ellas no rematadas, y con materiales procedentes de diferentes partes del mundo.

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Reseñó que, a falta de cuadrar e integrar todas las actuaciones acometidas en 780 metros cuadrados y la documentación, la fundación de convento se remonta al 1.271 merced a una donación de la noble Mayor Pérez, esposa de Fernando Núñez Daldán, de tal modo que las obras comenzaron por la parte cuadrangular de la iglesia, que no se termina hasta finales del siglo XIV que se complementa «con esa cabeceira típica das ordes mendicantes», y por otras edificaciones de las que, hoy en día, únicamente quedan sus restos.