Bien caliente y contundente: así es la cocina que ya empieza a apetecer. Estos cuatro locales gallegos son especialistas en hacernos digerir mejor la llegada del otoño.
23 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Nada mejor que un buen guiso o una buena sopa para una tarde de otoño. Y es que con el descenso de la temperatura y el aumento de las lluvias se agradecen estos clásicos de la abuela para sentir el calor de hogar. De A Coruña a Lugo, pasando por Ourense, en estos restaurantes, los platos con cuchara son los protagonistas.
Restaurante Galicia (Begonte, Lugo)
Con más de un siglo de historia a la espalda, el Restaurante Galicia de Baamonde (Begonte), a los pies de la N-VI, ofrece platos de cuchara que atraen a comensales de todo tipo. Desde camioneros que hacen una parada a turistas que buscan adentrarse en un local que fusiona tradición y buenos productos. Sopa de cocido por menos de 4 euros y caldo gallego por menos de 5 son algunos de los platos estrellas de la carta. A los pies del Camino Norte, los peregrinos también se dejan envolver por la esencia del local y comentan que es el olor que desprende el restaurante el que cautiva a todo aquel que pasa por delante.
Atarazana (Ourense)
En el corazón de los vinos de Ourense abría sus puertas hace más de una docena de años Atarazana, un proyecto cuyo objetivo es mantener la tradición de la taberna gallega y hacerlo con un nombre de claras referencias ourensanas al referirse a la señal de identidad de los afiladores. José Antonio González y Mari Delgado apuestan por el producto de temporada y una de sus propuestas para el otoño son el caldo gallego y las «fabas con polbo». Mari Delgado fue la autora del plato. «Hai tres anos que o incorporamos á carta. Quería facer unha fabada con polbo e estiven facendo probas durante un tempo, ata que saíu o que quería. E gustou, porque ten moita demanda».
Casa Matilde (A Coruña)
Con permiso de la bisabuela Matilde, la reina de la temporada en esta casa de comidas de la coruñesa Atocha Alta es la fabada. Durante todos los años que Víctor Vázquez lleva preparando este icónico plato de la cocina asturiana, no ha parado de investigar y modificar pequeños detalles hasta lograr una armonía de sabores prácticamente insuperable. Tanto la alubia como el chorizo y la morcilla a los que recurre vienen directos de la comunidad vecina, sin embargo, el resto del compango se compone de carne gallegas. Todos ellos, productos de la más alta calidad. La fabada pasa, como mínimo, cuatro horas a fuego lento. «Si puedo llegar a las cinco, llego. Depende de la alubia», explica el cocinero. Cuando la primera cucharada entra en la boca, resulta imposible parar hasta limpiar el plato.
Sexto II (Santiago)
En plena Rúa da Raíña, este es un templo de la comida casera con una carta en la que la cuchara es un cubierto capital. Hasta seis elaboraciones la requieren, como mínimo, cada otoño-invierno. En estos momentos, uno ya puede degustar un plato de caldo de grelos. «Yo los tengo congelados del año pasado, porque a la gente generalmente le gusta más el caldo de grelo que el de repollo», indica Antonio Raposo, el propietario de un local que a estas alturas también ofrece ya sopa de pescado y marisco, y su famosa crema de nécora de la casa. Pronto empezarán a hacer callos los sábados, e incorporarán a la carta la fabada y los fideos con almejas. Si quieres animarte con un guiso bien potente, en el restaurante están en plena temporada de caza. Antonio recomienda el de habas con perdiz o liebre.