La serie de Amazon «Un asunto privado», que contabilizó más de dos mil cambios de vestuario, proyecta decenas de escenarios locales
22 oct 2022 . Actualizado a las 23:50 h.La magia del cine (o de la ficción audiovisual por entregas, es decir, las series) se materializa ante los ojos de los espectadores cuando además de reconocer los lugares que se nos muestran en la pantalla, nos parecen mucho más espectaculares que como los vemos cada día. Algo así ocurre con Un asunto privado, la serie producida por Bambú que se puede ver desde el mes pasado en la plataforma Amazon Prime.
Jean Reno como el mayordomo Héctor (El profesional, Nikita, Deep blue o Los visitantes) y Aura Garrido (El Ministerio del Tiempo, Stockholm) como la investigadora aficionada Marina, protagonizan esta ficción de aventuras en la que hay misterio, mucha acción y un toque de humor.
La trama centrada en la búsqueda de un asesino en serie está ambientada a finales de los años 40 en Galicia. La mayor parte de las localizaciones están en Vigo, aunque hay muchas otras a lo largo de los ocho capítulos de una hora de duración, que se han grabado en otras poblaciones y emplazamientos muy diversos, desde el Monasterio de Oia al Café Moderno de Pontevedra, el Pazo Provincial, el puente internacional de Tui, la Ribeira Sacra, Combarro, el Pazo de Oca o el de Carboeiro.
El estilista Pepe Reyes, como director de vestuario de la serie, estuvo en prácticamente todas las localizaciones de un complejo rodaje que arrancó hace ahora dos años, en octubre del 2020 (aun con el equipo protegido por las mascarillas del primer año de la pandemia); y finalizó ocho meses después con paradas en Navidad y Semana Santa, e idas y venidas a Madrid, donde les pilló el huracán Filomena en plena acción.
Reyes resalta que al final de la década de los 40 hay «un momento de un cambio tremendo en la historia de la moda en líneas, volúmenes y colorido, y eso lo queríamos plasmar, sobre todo, en el vestuario del personaje protagonista, Marina Quiroga, que sigue las revistas parisinas y ese interés ya marcaba la pauta en el guion, reflejado en un impresionante armario con homenajes a los grandes modistas del momento, como Balenciaga, Dior o Givenchy. El diseñador explica que aunque todo el vestuario se diseñó y confeccionó para casi todos los actores, no solo hicieron el que se ve, «sino también el que no se ve», ya que con Marina hicimos verdaderas perrerías. Cuando no la tirábamos al agua, se le rompía el traje, o se manchaba de sangre, o de barro, o de lluvia... enumera refiriéndose a las escenas de acción. «Por eso hicimos cada traje por triplicado, parar ella y para una barbaridad de especialistas a los cuales tienes que vestir igual», razona.
El diseñador de Zafra (Badajoz), que lleva más de 25 años trabajando para decenas de producciones, destaca Un asunto privado como una de las más prolíficas, «con más vestuario, más escenarios exteriores y los más bonitos que yo recuerdo», afirma. Indica Pepe Reyes que había calles que ya eran como un plató, como el Casco Vello o Marqués de Valladares, pero otros espacios, como los grandes almacenes, hubo que reproducirlos para llevar al espectador a esa época. Al final quedó todo muy parisino y fabuloso», asegura. En el armario contabiliza no solo la confección, sino el alquiler de prendas para la figuración. «Si digo que hubo más de dos mil cambios probablemente me quedo corto, más bien tres mil, contando las escenas en la policía y en el hospital», calcula.