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Samaín 2022: cómo y dónde celebrar la versión celta de Halloween en Galicia

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Fiesta de Samaín en A Coruña, en una imagen de archivo
Fiesta de Samaín en A Coruña, en una imagen de archivo EDUARDO PEREZ

Desfiles de la Santa Compaña, calabazas con caras terroríficas, aquelarres de meigas, queimadas... Existen numerosas tradiciones para vivir esta fiesta de origen celta, que se celebra la noche del 31 de octubre

25 oct 2022 . Actualizado a las 14:53 h.

Que Halloween es una fiesta importada de los países anglosajones es una realidad más que conocida. Pero el origen de esa celebración aún es un misterio para muchas personas, que desconocen que tallar caras terroríficas en las calabazas era una tradición celta mucho antes de protagonizar especiales de Los Simpson. Y es que la fiesta, que tiene lugar el 31 de octubre, tiene raíces en el Samaín, la festividad del año nuevo celta, que aún se celebra en Galicia. ¿Quieres saber cómo es? Desfiles de la Santa Compaña, aquelarres de meigas, queimadas... Hacer una escapada a cualquier destino gallego es la mejor forma de comprobarlo, ¡y pasarlo de miedo!

El Samaín festejaba el año nuevo celta, la noche en que la luz dejaba paso a la estación de las tinieblas. Igual que sucede con las celebraciones del solsticio, como San Xoan, se creía que en esta fecha se abría una puerta a otro mundo. Y es que todas esas tramas de las películas de Hollywood no son casualidad, ya que el Halloween anglosajón bebe directamente de estas tradiciones. Sin embargo, en Galicia la fiesta no evolucionó de la misma forma y se conservaron otras tradiciones que poco tienen que ver con el «truco o trato».

ALBERTO LÓPEZ

Las calabazas son el ejemplo más claro de cómo se conservaron las costumbres del Samaín celta. En su origen, las poblaciones castrexas recogía las calaveras de los enemigos muertos en batalla, las iluminaban y las ponían en los muros de los castros para espantar a los espíritus que salían a vagar esa noche. Con el paso del tiempo, se comenzaron a tallar los frutos propios de cada zona, como las calabazas o los melones.

A día de hoy, buena parte de la programación festiva en torno a esta fecha se centra en esta actividad, ya sea en forma de talleres, concursos e incluso desfiles en los que se portan estas linternas naturales. De hecho, cuando hace algo más de tres décadas en Cedeira se recuperó esta celebración (las festividades paganas no eran bien recibidas en ciertas épocas históricas), se hizo a través de la tradición de las caveiras, que luego se extendió a toda Galicia. Las calabazas aún son el emblema de la fiesta del 31 de octubre en la villa y, a su vez, esta se ha convertido en uno de los destinos turísticos más demandados en estas fechas.

Catoira es otro de los destinos donde las calabazas tienen especial relevancia. Allí se celebra, entre otras actividades, una procesión de caveiras. Vecinos y visitantes se pintan la cara, tallan sus calabazas y las sacan por las calles cuando cae la noche para espantar a los malos espíritus. Una tradición que se puede vivir en muchos municipios, como Quiroga, donde este 2022 celebrarán la tercera edición de su ruta del terror, Qui-Medo, el 29 de octubre.

Los cierto es que este tipo de actividades, en las que los sustos son los protagonistas, se ha extendido en los últimos años en Galicia. Ejemplo de ello es el bosque del terror que cada año anima la noche de Samaín en Marín. El parque de los sentidos se transforma en la Finca de Briz, donde los más valientes pueden hacer varios recorridos con un elemento común: pasarlo de miedo, literalmente.

Noite Meiga de Ribadavia, en una imagen de archivo.
Noite Meiga de Ribadavia, en una imagen de archivo. Santi M. Amil

Sin embargo, si se busca una versión más tradicional de estas fiestas de Samaín, el mejor ejemplo se encuentra en Ribadavia. Este año, la localidad celebra su Noite Meiga los días 28 y 29 de octubre. Dos jornadas en las que todo tipo de seres y criaturas del más allá toman las calles de casco histórico. Aquelarres de meigas, queimadas para espantar a los malos espíritus, pasajes del terror, scape room en el castillo... Habrá todo actividades para todos los gustos.

Además de las calabazas y los disfraces, hay un elemento que no puede faltar en un Samaín gallego: la Santa Compaña. Según la creencia popular, se trata de una procesión de almas en pena que vaga cada noche por los bosques y se aparece con más frecuencia en fechas mágicas como la del 31 de octubre. Por eso, buena parte de los municipios gallegos incluyen desfiles de esta comitiva de ánimas en sus programas. Es el caso del barrio viejo de Vigo o de Ourense, donde este 2022 buscan consolidarse como la capital gallega del Halloween, con actividades que van desde una fiesta del Día de Muertos mexicano hasta un concierto de Mägo de Oz. No muy lejos de la capital provincial, en Allariz, también se apuesta por dar protagonismo a las tradiciones gallegas con varias salidas de la Santa Compaña a lo largo del fin de semana.

Procesión de la Santa Compaña en O Berbés, el barrio histórico de Vigo, con motivo del Samaín del 2019.
Procesión de la Santa Compaña en O Berbés, el barrio histórico de Vigo, con motivo del Samaín del 2019. Oscar Vázquez

Más allá de los elementos propios de esta celebración, en algunos casos se fusionan varias tradiciones para aprovechar el puente de Todos los Santos al máximo. Un buen ejemplo se encuentra en Sabucedo, donde celebran la Musa, una mezcla entre el Samaín y una muiñada.  También se incluye un magosto, la fiesta de fin de la cosecha de castañas, que reúne a los participantes en torno a un fuego para degustar los frutos del otoño, ya sean asados o cocidos. Muchas localidades se han unido a esta tendencia y aderezan sus actividades con castañas.

 Los productos de temporada son los protagonistas de una de las fiestas declaradas de interés turístico que tienen lugar en Galicia en estas fechas. Monterroso celebra su Feira de Santos el 1 de noviembre. Decenas de puestos de quesos, castañas, chorizo, miel, flores y todo tipo de frutos típicos del otoño toman el municipio coincidiendo con el festivo de Todos los Santos. Una tradición que se mantiene desde la Edad Media, cuando el Samaín hibernaba en la memoria popular en espera de tiempos menos oscuros, para poder celebrar la llegada de la oscuridad.