Bea pone el comedor y Cris, la comida: así unen fuerza dos empresarias de Vimianzo
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Turismo a toda costa | Una tiene una casa rural y otra, un bar-ultramarinos. Tras trabajar juntas en una boda hace unos meses, se decidieron a emprender un nuevo proyecto para diversificar y desestacionalizar la actividad
25 oct 2022 . Actualizado a las 10:12 h.Una tiene una casa rural con comedor, pero sin chef, y la otra tiene un bar-ultramarinos y muy buena mano para la cocina, pero carece de espacio para dar menú. Son Beatriz Pérez y Cristina Landeira, dos empresarias de Vimianzo que acaban de unir fuerzas y recursos para un nuevo proyecto con el que buscan diversificar y, sobre todo, desestacionalizar la actividad en una zona aún demasiado dependiente del trajín veraniego.
Una pareja de novios que buscaban una boda pequeña, íntima, privada y casera fueron el detonante. Por un lado contactaron con Bea para hacer el evento en su establecimiento de turismo rural, Casa A Canteira, y por el otro hablaron con Cris, del bar Casa Landeira, para que se encargase de la comida. La experiencia fue tan positiva que las dos mujeres —que se conocen «de toda a vida»— se plantearon dar un paso más y hacer de esa colaboración algo más permanente. Así, ofrecerán en las instalaciones de A Canteira, y para grupos pequeños de entre 10 y 25 personas, menús totalmente personalizados y basados en recetas tradicionales.
La especialidad de Cristina es la comida casera, sabores de siempre que evocan «ao rural», indica su compañera Beatriz. «Por desgraza estanse perdendo moitas das nosas tradicións das aldeas, e unha das posibilidades deste proxecto é que recuperemos receitas antigas. Que veña un cliente e probe un prato que ao mellor había anos que non comía», añade la empresaria, que también abre la puerta a expandir esta idea de negocio al Pazo de Cícere, en Santa Comba, un establecimiento de mayor tamaño que gestiona su marido y que sería perfecto para albergar eventos de mayor tamaño.
«Da unión das dúas sae algo moi bonito», dice Bea, que cree que vienen «dous anos moi complicados» y que es más necesario que nunca «botarnos unha man entre empresarios do sector». Por eso deja las «portas abertas a tódalas mulleres que teñan ideas e ganas de facer cousas», y por eso tampoco cobrará demasiado por los menús que ofrecerá con Cristina. Quieren dar una oferta diferente en temporada baja, una experiencia completa: comida, buena compañía, sabores de antaño, una casa de aldea y el calor de la lareira para aderezar la sobremesa. «O inverno é moi longo e este tipo de casas teñen moito mantemento», sostiene Bea, y de ahí la necesidad de diversificar la actividad, bien sea con jornadas gastronómicas, con actividades propias de cada estación o con suites con jacuzzi y menú, que tan bien funcionan «entre as parelliñas», dice.
De sororidad y emprendimiento femenino saben mucho estas dos mujeres, especialmente Cristina Landeira, que además de presidir la asociación vimiancesa de hosteleros, lideró al sector cuando en primavera se organizaron protestas por el alza de los precios y de la electricidad nada más estallar la guerra de Ucrania. «É bonito que as mulleres nos axudemos», señalan.
Paralelamente a estos nuevos proyectos, Casa A Canteira sigue ofreciendo descuentos para familias con algún miembro que tenga autismo. Es una medida que aplicó hace unos años y que mantiene, con más fervor que nunca. «Empatizo moito con esas familias, e canto máis as coñezo máis quero axudar», señala Beatriz, que además de ofrecerles tarifas especiales (o incluso gratuidad, como en el caso de una familia que lleva seis años visitándola), también les aconseja restaurantes o los lleva a hacer actividades de aventura por la zona.