El enigma de una ciudad bajo tierra y de una búsqueda de vetas de mercurio en Betanzos
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Dédalo de Brig tiene localizadas 19 galerías subterráneas en la ciudad brigantina
27 oct 2022 . Actualizado a las 07:16 h.La galería subterránea localizada el martes en la calle inferior a la iglesia de Santa María do Azougue en Betanzos vuelve a sacar a relucir el entramado de túneles bajo la ciudad. Conocidos por los brigantinos desde hace años, ya que a algunos se accede desde viviendas particulares o desde las propias murallas, falta información sobre su origen, e incluso si todos tenían la misma finalidad. El historiador y profesor Francisco Vales Villamarín recogió, en el Boletín de la Real Academia Gallega, «algunas noticias acerca del supuesto yacimiento de mercurio de la ciudad de Betanzos», e indica que entre 1785 y 1786 un teniente coronel del cuerpo de ingenieros investigó «el descubrimiento del mineral de azogue que, según rumores muy extendidos, había aparecido en diversos puntos de la localidad». En esta misma línea de ligar estos pasadizos a la minería, el Museo Arqueolóxico de A Coruña guarda una placa de una gruta sellada en 1786 en el barrio de A Ribeira, en la que se habla de que reinando en España Carlos III se buscó «esta veta de azogue», pero que el marqués de Mos, que tenía propiedades allí, suspendió la obra.
El interés por saber más sobre estas conducciones llevó a la asociación Dédalo de Brig, que tiene entre sus fines el estudio y la preservación de los subsuelos y del patrimonio, a iniciar una serie de visitas a algunas, con la colaboración de Espeleo Club de Descenso de Cañones. Son los que más han estudiado estos pasadizos. Estiman que existen, al menos, 19, aunque solo han podido entrar en cuatro desde el 2002. El más grande, con tres ramales, se sitúa en el número 8 de la calle Alfolí. Descubrieron pasadizos con una altura de 1,80 metros, que una galería llega a los 80 metros de longitud, con refuerzos de piedras en algunos puntos, e incluso cavidades para colocar elementos de iluminación. Es un gran laberinto subterráneo, con excavaciones que se estiman que no estaban conectadas entre sí y que, en la edad moderna, algunas familias han utilizado como despensa o bodega. «Allí existe un silencio absoluto, es una zona aséptica», explica uno de los esperéologos que se introdujo en algunas de las galerías de Betanzos.
Personal de ambas entidades llegaron a contactar con un geólogo para contrastar la teoría de las minas de mercurio, pero sus investigaciones no hallaron cinabrio, del que se obtiene este mineral, sino material ferruginoso. Las nuevas visitas les permitieron apreciar un deterioro en algunos pasadizos y por eso urgen a que se lleve a cabo un estudio pormenorizado, como el que ellos habían planteado con personal de Topografía de la USC, pero que no se llevó a cabo por problemas de financiación. Lo que pretendían es un utilizar un georradar para saber lo que hay en el subsuelo de Betanzos. Permitiría tener un mapa de los corredores existentes y evitar su pérdida o dañarlos con obras civiles, como ya ha sucedido, según se tiene constancia por varias obras en la N-651 y en la N-VI.
Al misterio que envuelve esta ciudad subterránea se suma también los que consideran que todo se debe a una errónea interpretación del topónimo Azogue. Hubo quien se fijó en él por su acepción de mercurio, pero otros estiman que el bueno es «azoque», como plaza o mercado.
Desde Dédalo de Brig se remarca que la falta de datación de estos corredores subterráneos da pie a que las leyendas de estos conductos se amplíen. Hay quien ha querido ver en ellas una relación con la antigua sinagoga de Betanzos, nunca hallada, o incluso con la antigua Liga Celta, de la que se decían que sus miembros se reunían bajo tierra.
Betanzos «documentará e protexerá» la gruta hallada en el casco histórico
A primera hora de este miércoles un técnico de Patrimonio de la Xunta se desplazó a Betanzos para revisar el hallazgo realizado el martes a última hora de la mañana por los operarios que están realizando las obras de saneamiento en la calle Santa María, en pleno casco histórico. El gobierno local anunció el martes que apareció una gruta, que podría corresponder con uno de los túneles excavados en su día en busca de mercurio.
Acompañado por la arqueóloga municipal, el técnico de la Xunta revisó la zona, tomó fotografías y atendió a las indicaciones realizadas por los trabajadores que hallaron la gruta.
El concejal de Obras Públicas, Diego Fernández, que agradeció la rapidez con la que desde Patrimonio se respondió a su solicitud, remarcó que «primeiro hai que documentar ben o achado». Explicó que la intención es dejar todo «ben documentado e posteriormente protexelo».
Apostilló que las obras en la zona continuarán, pero no en ese ámbito. Allí lo que se hará es limpiar el punto donde apareció el pasadizo y comprobar si la galería continúa, con el fin de documentar lo encontrado. Remarcó que en estos momentos el objetivo es protegerlo, pero «vai seguir quedando accesible para posteriores estudos». El edil de Obras Públicas remarcó que la idea es tapar con un encofrado y con áridos ese punto. «Estamos analizando deixar un acceso mediante unha arqueta», comentó.
Respecto a las dimensiones del hallazgo, señaló que la cúspide de la galería encontrada tiene unos 60 centímetros de ancho, es plana, tiene un ancho inicial de un metro, pero va ampliándose. Se aprecian derrumbes, por lo que supone un riesgo adentrarse y «non sabemos a lonxitude, non se aprecia», afirmó el edil de Obras Públicas, que estuvo hablando con los técnicos en la zona de obras.
Desde el Concello no se plantean, en estos momentos, continuar con los trabajos arqueológicos iniciados hace 20 años que habían permitido la documentación de varias galerías en distintos puntos del casco histórico.
El hallazgo de esta gruta no hace más que acrecentar las leyendas populares sobre túneles que conectarían las iglesias de Santa María o de San Francisco con otros puntos de la ciudad. Otros las vinculan con las galerías realizadas para buscar minas de mercurio en Betanzos, que aparecen en documentos de 1785.
El término azogue, a los que unos dan la acepción de mercurio y otros interpretan como una derivación de mercado puede estar detrás de esta búsqueda del mineral, del que no hay constancia que fuese hallado en la Ciudad de los Caballeros. Las prospecciones sí que lo están e incluso hubo placas en A Ribeira en las que se recogía que el marqués de Mos mandó parar las prospecciones en 1786.