Fran Guerra, maquetista de Exin Castillos: «La catedral tiene 30.000 piezas y sigo encontrando detalles; el barroco no se acaba nunca»
VEN A GALICIA
Profesor de electricidad y gran aficionado al juego infantil fabricado en España en los años 60, expone en A Coruña con seis compañeros una veintena de réplicas de edificios históricos
27 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Cinco años después de que una fractura en una pierna lo llevara a construir su primera torre de Hércules con piezas del Exin Castillos, la pasión por este juego infantil de Francisco Guerra (A Coruña, 1966) fructificó en una exposición itinerante que hoy llega al Centro Comercial Los Rosales de A Coruña.
En compañía de otros seis aficionados, este profesor de electricidad del CIFP Universidade Laboral de Culleredo exhibe más de 20 réplicas de monumentos gallegos, catedral de Santiago incluida, levantados después de una rigurosa labor de documentación histórica que a menudo termina con el depósito de la obra en el edificio en el que se inspira para cumplir funciones divulgativas. En el caso de la Torre, está realizada con unas 6.000 piezas.
«Están condenadas a ir de un sitio a otro porque es inasumible guardarlas en casa. La catedral, por ejemplo, mide 2,5 metros de altura. Tenemos cuidado con nuestros matrimonios», explica el maquetista, que a lo largo de los últimos cinco años ha dejado reproducciones en espacios culturales como el castillo de Moeche o las Torres do Allo y ahora, reconoce, ya no piensa tanto en los monumentos que le gustaría construir como en los que le abren la posibilidad de una nueva sede en esta vida itinerante a la que los obliga su tamaño.
Las administraciones públicas, ayuntamientos en su mayoría, les proporcionan financiación suficiente para trasladar las maquetas y costear los gastos derivados del montaje. La visibilidad, sin embargo, se dispara en centros comerciales donde el tránsito de personas es ampliamente superior y, precisamente, la propia exposición funciona como un elemento diferenciador. «Ahora con la competencia que tienen las áreas comerciales todas procuran ofrecer algo distinto para captar la atención», explica Fran Guerra, que mantendrá la muestra en A Coruña hasta el 15 de enero, y de aquí a un establecimiento de Santiago.
Viajarán, entre otros, el pazo de Meirás, la iglesia de Santa María de Cambre, los castillos de Doiras, Pambre, Moeche o Sobroso, el torreón de los Andrade, el faro de Fisterra, la torre de Hércules, con la que empezó todo (un año le llevó) o la magnífica catedral compostelana, 30.000 piezas encajadas en un año y medio, en los tiempos de la pandemia, y a punto de convertirse en la obra eternamente inacabada. «Siempre aparece algo nuevo. Voy a Santiago, me doy una vuelta y en cualquier esquina de cualquier fachada veo un detalle que no había puesto. Se lo añado, pero en algún momento tendré que parar porque el barroco no se acaba nunca, 30.000 piezas y sigo encontrando cosas», dice.
Guerra recuerda su infancia en el Agra del Orzán pidiendo año tras año el Exin Castillos a los Reyes, un juego español fabricado por la empresa Exclusivas Industriales (de ahí el acrónimo, también en el Cinexin), que producía además juguetes muy populares como el Tente, los Madelman, el Scalextric o el Ibertren. El Exin Castillos nació en 1968 y causó furor en los años 70 y en menor medida en los 80.
«Recuerdo bajar al rastro a buscar piezas y comprar todo lo que encontraba. No pensaba que hubiese gente que andaba con estas tonterías hasta que en el 2017, después de romper una pierna, hice una réplica de la torre de Hércules, la expuse en algún sitio y me enteré de que existía un foro y una asociación de locos que se dedicaban a este juego infantil. Cuarenta personas en España, y siete en Galicia, somos la comunidad con más aficionados», explica el profesor, que atribuye el éxito gallego, tanto en participación como en reconocimientos en los premios anuales que convoca la organización, a la producción de réplicas históricas. «En otros lugares se dedican a hacer castillos imaginados, pero nosotros llevamos edificios de verdad», cuenta, y alude a asociaciones de patrimonio con las que suelen trabajar, o en su caso el Museo Arqueolóxico de Cambre, que acogió varias exposiciones.
De las posibles localizaciones dependerán las obras nuevas que se incorporen al catálogo, pero Fran Guerra da pistas. «Me gustaría mucho hacer el palacio municipal de María Pita y alguna iglesia coruñesa. Y a medias tengo el monasterio de Caaveiro, en el municipio de A Capela, y el castillo de Narahío, en San Sadurniño».