El texto de Alberto Cacharrón está acompañado de dibujos del artista Alexandro
08 nov 2022 . Actualizado a las 04:55 h.«La senda proscrita». Así se refiere Alberto Cacharrón Mojón al Camino que une Santiago y Fisterra y que ahora se convierte en el protagonista de un libro homónimo publicado por Teófilo Edicións para repasar su historia. Pero en este caso, el texto va acompañado de la obra del reconocido pintor Alexandro, que dota de vida propia las fuerzas de la naturaleza contra las que los antiguos peregrinos tenían que luchar y a las que veneraban.
A lo largo de «La senda proscrita» se describen las épocas en las que distintas culturas transcurrían por este Camino antes de que el cristianismo se apropiara de sus ritos y se estableciera la ruta jacobea. «O Camanon Lug discorre aínda hoxe imperturbable desde os Pireneos ata Fisterra e deixa ao seu paso un lendario sinal que tras 28 séculos continúa envolto nun imperecedoiro e enigmático halo. Prolongado espazo temporal no que unicamente o forte poderío da Igrexa Santiaguesa foi capaz de ‘zarandear’ a súa integridade ata o punto de conseguir cernalo en dous tramos, e converter o máis curto deles —o que desde Compostela leva ata Fisterra— na senda proscrita». Así inicia su descripción el autor, Alberto Cacharrón, para después hacer un viaje a lo largo del tiempo que inicia en el líder celta Gael para luego seguir por los romanos, suevos, visigodos y árabes. A partir de ahí introduce el «trascendental suceso histórico», el «feito santiaguista», cuando en el año 813 «foi descuberto o enterramento de Santiago o Maior». A raíz de ello, se generó, según el autor, una exclusión del tramo final de la ruta de peregrinación que iba de Santiago a Fisterra. Finalmente, el trabajo de Alberto Cacharrón recoge el modo en el que la Iglesia logró vincular Fisterra con la tradición jacobea.
Cuarenta dibujos
Todo este relato está unido a cerca de cuarenta creaciones del artista Alexandro, dejando entrever en sus dibujos el mar, los bosques así como la influencia de los mitos y supersticiones, tanto a lo largo de esa «senda proscrita» como en la Costa da Morte. Desde Teófilo Edicións, resaltan que el pintor ofrece una mirada «insondable y salvaje del Camino».