El templo, de 1862, es un pequeño e ignoto tesoro
19 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Pura retaguardia del golfo Ártabro, Aranga, Irixoa y Monfero son tres municipios con enormes posibilidades cuando se habla de turismo sostenible. Pero también, sin duda, la oferta hotelera y gastronómica es muy corta, de manera que la primera recomendación suena tan prosaica como llevar el bocadillo. Agua hay toda la que se quiera.
Otro punto a favor es que ya no hay que subir la Costa do Sal. El que haya autovía gratuita se convierte en un acicate más (palabra por cierto de origen árabe), carretera que se deja a la altura de Montesalgueiro para buscar el norte por un asfalto identificado como AC-151, descendente y que permite ver al fondo y a la derecha los primeros molinos eólicos, mientras que cuando se ha ganado el valle (o sea, tras haber dejado atrás una fuente de piedra) se confirma que las montañas de la izquierda siguen vírgenes. Y por muchos años.
Que Galicia ha mejorado en numerosos aspectos resulta evidente no solo porque la AC-151 se muestre en impecable estado, sino porque va salpicando aquí y allá, en Vilela, en Castelos y en Vila, estupendos ejemplares de viviendas tradicionales muy bien rehabilitadas (curiosamente, con un hórreo arruinado haciendo feroz contraste con el siguiente, rojo, que destaca por su belleza).
En fin, cinco kilómetros después de haber salido de la autovía se salva el Mandeo y el excursionista entra en el ayuntamiento de Irixoa, salpicado de aldeas minúsculas —tampoco la capital municipal puede presumir de gran tamaño— y de bosques. Un kilómetro escaso más adelante la idea es tomar el desvío señalizado a Churío, 1.400 metros que se salvan sin incidencias. El asfalto se ha estrechado y no está pintado, de manera que procede circular con más precaución al cruzar ese tupido bosque con ejemplares impresionantes de eucalipto, que es la especie que manda.
Va a quedar atrás un parque biosaludable y el local social de la entidad As Xelas, fundada en el 2003, así como un parque infantil algo abandonado, hasta que ante los ojos aparece un cruceiro con un fuste enorme que invita a descender por la derecha. Ahí está la iglesia de San Martiño de Churío.
Palabras mayores. No porque su fachada tenga una respetable altura, ni mucho menos por su fuente de la que mana agua (cosa que parece elemental, pero que por Galicia adelante empieza a ser raro). Lo impresionante es, para empezar, un sepulcro antropomorfo excavado en granito. Para seguir, otro sepulcro antropomorfo también granítico pero colocado encima de una piedra. Para continuar, un pozo pequeño y muy singular. Y para rematar, la cruz antefija en el tejado. Un templo de 1862 que es un pequeño e ignoto tesoro.
CHURÍO
43º15'33”N 8º04'45”W.
LA FOTO MÁS PERSONAL
Ante cualquiera de los sepulcros.
EL DESAFÍO
Investigar de dónde proceden los sepulcros.
MAPA RECOMENDADO
Instituto Geográfico Nacional 46-I.