Once puestos callejeros surten al público hasta el 8 de enero
23 nov 2022 . Actualizado a las 01:20 h.Antes de que se enciendan las luces de la Navidad de Vigo, la decana de los castañeros, Elsa Ramos, ya lleva vendidos cucuruchos por centenas mientras ha ido viendo cómo crecía la bola gigante de luces LED delante de su puesto entre la calle del Príncipe y la farola. Puesto ambulante que, por cierto, ha tenido que mover hacia la esquina con la calle Manuel Núñez porque donde se ponía, tapaba parte del escaparate de una nueva tienda de calzado.
Desde el 11 de octubre, todos los solicitantes cuya petición ha sido cumplimentada y aprobada por el Concello, tienen licencia para asar.
Las castañas calentitas suelen ir envueltas en noticias atrasadas, ya que la mayor parte de los castañeros siguen usando el papel de periódico, de indistintas cabeceras, como embalaje del preciado fruto seco, que además de informar de exclusivas resesas, mantiene el calor como nadie.
Este año han sido once los solicitantes, menos que en años anteriores, en los que la cifra oscilaba entre los 15 y los 20 puestos. Quien tenga antojo de castañas, tiene donde elegir porque están repartidos por toda la ciudad. Están en A Doblada (Urzaiz esquina con Gregorio Espino); en O Calvario (Urzaiz, 190); Navia (Teixugueiras, 21); dos en Coia (Avenida Castelao-Alcampo y Castelao con Praza de América); A Florida, 41, Teis ( Calle Enrique Lorenzo con Sanjurjo Badía), Bouzas (Plaza Suárez Llanos, al lado del palco de música); Plaza de España, Farola de Urzaiz y en García Barbón, 22, esquina con Alfonso XIII.
El Concello exige a los vendedores una serie de requisitos que deben cumplir, como el tipo de combustible que pueden usar (leña o carbón y ningún otro), pagan por metros el espacio que ocupan y respecto al formato de las máquinas, tienen querencia por las locomotoras de ferrocarril, aunque no todas se ajustan a este modelo.
El puesto de la rotonda de Coia donde se plantó el Alfageme, hace doble homenaje al mar con un aparato inspirado en el barco de la discordia bautizado como La Eulogia, que según sus gestores, lo han hecho en recuerdo a las víctimas del Villa de Pitanxo.
Los castañeros tiene permiso para despachar sus productos hasta el 8 de enero. Algunos venden sus castañas asadas por docenas, y otros utilizan el cucurucho como medida no aprobada por La Oficina Internacional de Pesas y Medidas de París, pero cualquiera le dice a Elsa que el cucurucho de dos euros que vende, juraría el comprador que es prácticamente igual al que cobra a un euro más, mientras enrosca al milímetro una portada en la que el alcalde de Vigo dice «no se qué» de la Navidad en el planeta, tiznado por las brasas.