Yolanda Díaz: «Meu bisavó levaría as mans á cabeza se vise que en pleno 2022 nos faltou a auga»
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Turismo a toda costa | El histórico establecimiento rural O Xastre de Anos tuvo que cerrar un mes entero al secarse las dos fuentes que lo surten de agua. Abierta en 1996 por el exalcalde de Zas Julio Díaz, fue de las primeras casas rurales de la Costa da Morte
22 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Cuando en 1996 la casa O Xastre de Anos obtuvo la licencia de turismo rural (TR), en la Costa da Morte había apenas tres casas categoría A y un pazo categoría B, pero eso no acobardó a Julio Díaz, que tenía la visión de darle un nuevo uso a una vivienda que desde 1910 había albergado diferentes negocios. Fue sastrería, fue ultramarinos, fue taberna y ahora es uno de los establecimientos de turismo rural con más solera de la comarca.
Julio, que fue alcalde de Zas en los noventa y que participó muy activamente en el tejido asociativo local, falleció prematuramente en el 2004 y desde entonces fueron sus hijos los que tomaron las riendas del negocio: primero Diego y, desde 2015, Yolanda. «Pero aínda que durante unha tempada estivese desvinculada, mameino dende pequena. Practicamente me criei nunha taberna», explica ella, ingeniera forestal de profesión y vinculada al sector de los incendios desde hace veinte años.
Los primeros años de andadura fueron inciertos y las pocas casas rurales que había en la zona se llamaban entre sí para completar el aforo y para resolver dudas. Esa cooperación, rememora Yolanda, era bonita, como también la labor que entonces desempeñó Turgalicia. «Era algo novidoso por aquí e tiñamos moita máis xente que agora. Comezaron vindo madrileños e cataláns, que xa coñecían o concepto de turismo rural, e despois foron chegando doutras zonas», indica Yolanda.
Después llegó la digitalización y, con ella, un tipo de turista «máis esixente, máis internauta, que demandaba servizos, tecnoloxía e luxos e facía as reservas a través de Internet», explica la hostelera. Ello desembocó en una sobredosis de oferta y en la aparición de competencia desleal en el sector rural, pero entonces llegó la pandemia y las aguas acabaron por volver a su curso: «Volvéronse valorar os entornos rurais e naturais, e a liberdade de vivir no campo», sostiene Yolanda, «volvendo a rexurdir das súas cinzas o turismo rural. É algo que se notou en toda Galicia. Fomos capaces de captar clientes que antes non tiñamos».
No le gusta demasiado usar la palabra «cliente», sino más bien huéspedes. Huéspedes que «cada vez chegan máis estresados e en busca de algo distinto», dice. El perfil del visitante ha cambiado mucho en estos años y ya desde antes del covid Yolanda detectó un aumento de los grupos que buscaban alquilar toda la casa para celebraciones familiares o fiestas sorpresas, así que reformó el interior de la vivienda y habilitó una cocina y un salón de uso comunitario. «Agora, en inverno, a maioría de reservas que temos van por este camiño. No verán digamos que se mantén o perfil de sempre», sostiene la empresaria. Tienen seis habitaciones dobles y una cuádruple, todas ellas con baño individual; una sala de estar pequeña, un salón para reuniones y una cocina. Pero la joya de la corona es la huerta trasera, con una nutrida plantación de frutales y de árboles centenarios que se remontan a la época de su bisabuelo.
Se acuerda mucho de él, y señala que se llevaría las manos a la cabeza si supiese que «en pleno século XXI», y después de más de cien años abierta al público con diferentes negocios, la casa de O Xastre de Anos tuvo que cerrar sus puertas durante un mes entero por falta de agua. Fue en octubre, cuando los dos manantiales de los que se surte el establecimiento [la traída municipal todavía está por llegar, aunque el Concello les proporcionó agua provisionalmente] se secaron. «Tiven que cancelar as reservas que tiña para o mes de outubro. Non podía recibir hóspedes sen poderlles garantir que se poderían dar unha ducha canto menos», lamenta Yolanda, que apela a la concienciación ciudadana respecto a un bien natural tan importante: «A sociedade ten que concienciarse dunha vez por todas do cambio climático e de que debemos tomar medidas e facer o posible por preservar os recursos naturais».
Experiencias
«Esto no aparece en Internet, hay que vivirlo, hay que estar aquí y sentirlo». Esto que le dijo un huésped mientras almorzaban juntos se le quedó grabado a Yolanda: «Fíxome reflexionar, e é certo. Internet non pode explicar o que é unha experiencia», sostiene. Y experiencias es lo que busca implementar en su nuevo plan para desestacionalizar la actividad. Por el momento empezará por un taller de iniciación y una cata de vinos (sábado 3, 18.00 horas) con Fran Gómez, de bodegas Méndez-Rojo: «A idea é seguir facendo cousas».