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Un humedal entre «greens»

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VEN A GALICIA

Oscar Vázquez

La Lagoa de Mol no es silenciosa: se oye el croar de ranas, graznidos de patos y ruidos de aviones. Enclavada en un campo de golf y al lado del aeropuerto, por aquí nace el río Lagares que desemboca en Samil.

26 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Muchos senderistas que se dan baños de bosque por Galicia notan algo extraño: en pleno campo ya no escuchan como antaño el croar de las ranas ni al cuco ni a la curuxa. Hace tiempo que el bosque calla pero aún quedan reductos naturales donde la primavera no es silenciosa. Un ejemplo es la Lagoa de Mol, un pequeño humedal también conocido como A Retorta que está enclavado entre los greens del campo de golf del Real Aero Club de Vigo, a un paso del aeropuerto de Peinador. La ampliación de las pistas es una espada de Damocles para esta marisma que, milagrosamente, quizás por hallarse en un secreto rincón, conserva sus esencias a 269 metros de altitud.

En las mañanas brumosas de invierno, donde los tenues rayos de sol se reflejan sobre los nenúfares, la laguna adquiere un tono fantasmal. Entre la niebla asoman los esqueletos de los árboles y se oyen las llamadas de los anfibios, algunos vulnerables, o los graznidos de las ánades que surcan sus aguas. Al otro lado de una senda que se interna por un bosque asilvestrado, el humedal se extiende entre charcas, helechos y regatos. Impresiona ese paraje salvaje, que contrasta con el cercano green de hierba recién cortada.

Muchos consideran que esta marisma de A Retorta es el nacimiento del río Lagares, aunque técnicamente aflora unos metros más arriba. El curso alto, el mejor conservado, está salpicado de plantas únicas en Galicia o molinos. El Lagares cruza Vigo durante casi 18 kilómetros monte abajo, atraviesa el parque de Castrelos, pasa por debajo del estadio de fútbol de Balaídos y desemboca en la xunqueira de la playa de Samil.

La Lagoa de Mol está en Cabral, a unos pasos del cruce de la senda GR 53, en dirección a los parques forestales de Bandeira y Vixiador. Para verla, hay que entrar en el aparcamiento del Real Aero Club de Vigo y permanecer en el margen izquierdo del puente de la cafetería, sin invadir las zonas privadas reservadas exclusivamente para socios. Carteles de peligro advierten de la caída de pelotas.

Al pasear por la orilla de la laguna se atisba, entre la hojarasca, la belleza del paraje natural. Patos y otras aves surcan sus aguas, entre hojarasca caída, y se intuyen, por los sonidos, a los anfibios. Los biólogos que han estudiado este entorno natural han catalogado especies de interés para la conservación como la planta de flor amarilla Narcissus cyclamineus, la salamandra Chioglossa lusitanica o la rana ibérica, roja y vulnerable.