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«La Senda proscrita» de Alexandro o cómo interpretar las mitologías del Camino al Finisterre

antón castro

VEN A GALICIA

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Arte en abstracto | Teófilo Edicións acaba de editar un libro con texto de Alberto Cacharrón Mojón

26 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Teófilo Edicións acaba de editar uno de esos maravillosos libros —siguiendo su tradicional y meticuloso cuidado editorial—, que recupera el sabor amanuense de las viejas publicaciones monacales del Medioevo, tratando aquéllos con la sensible y enfermiza cualidad del objeto artístico y sometidos, como en el caso que nos ocupa, al autorreferencial gusto desinteresado kantiano más allá del relato que nos ofrece.

La Senda proscrita, en tres idiomas, nos introduce en el vericueto borgiano —a nuestro Benito Vicetto le hubiera gustado muchísimo— del Camino de Santiago a Finisterre, en su ramificación Fisterra-Muxía. Un prólogo de Fátima Otero (Misterios enigmas y una antiquísima senda celta y cristiana) introduce un trabajado y sintético texto del autor, en los cauces de lo «real maravilloso» de Franz Roh, Alberto Cacharrón Mojón, para rastrear este Camino medieval, no registrado en el Calixtinus, en las leyendas célticas que, según nos cuenta está acreditado desde el siglo XI por el Rey Navarro Sancho Garcés III el Grande, senda que iría desde los Pirineos a Finisterre, avanzada siglos antes, desde el V a. C., por los pobladores del Hierro y sus clanes y dioses. El autor hace explícita una diacronía que pasaría por la fundación de Duyo y el Promontorio Nerio hasta los romanos de la Gallaecia, pasando por las invasiones germanas (suévicas y visigóticas) y árabes que sucedieron entre los siglos V y IX, cuando hace su aparición «El hecho santiaguista», es decir, el momento del supuesto descubrimiento de la tumba de Santiago (en el año 813) y el comienzo de las peregrinaciones desde múltiples y remotos lugares hasta Campus Stellae, en tiempos de Alfonso II el Casto, e igualmente el nomenclátor mítico de las nuevas rutas, ya sea la de las Estrellas ya la de Finisterrae.

Labor ilustradora

Pero me interesa subrayar, y es parte cardinal del libro, la múltiple y rigurosa labor ilustradora del pintor ourensán Alexandro, que desde hace un par de décadas, decidió asentar su taller en el más rosaliano lugar da Costa da Morte, Muxía.

Para Alexandro la pintura es un modo de existir y un proceso conceptual. Conceptualización que vertebra su interpretación del mundo y extiende lo pictórico a una escritura que centra sus preocupaciones en el relato que apela a los ecos románticos del paisaje, entendiendo lo narrado como una secreción emocional: un estado del alma que enfatiza con la fuerza del yo, con la subjetividad existencial que roza la fuerza espiritual de donde procede.

Para él, el hecho de pintar deviene la huella de un acontecimiento, expresión de una gestualidad que evoca el territorio más lírico del Cy Twombly que admiraba los efluvios de Monet en sus ninfeas. Y ello adquiere una exquisitez especial cuando se enfrenta a un simple papel, porque Alexandro vierte, por la vía del lápiz y de la aguada, tal como sucede en el presente libro, la dimensión más poética de su pintura, la del vacío y la levedad —frente a la fortaleza matérica y expresionista de sus lienzos—, próxima a la caligrafía de la tradicional pintura china (sumi-yé), que tanto influyó al arte occidental, de Hartung a Tapies y Michaux. Un modo de pintar que implica un modo de vivir tanto como el compromiso con el medio, porque Alexandro afronta la vida desde la ritualidad artística que supone elegir la inmensidad del Atlántico en el finisterre marinero de Muxía, lejos de cualquier contaminación física, estética o ideológica.

Nordés

Para él la Costa da Morte, acariciada por la lluvia y por el viento del Nordés, no solo es su territorio cultural y espiritual, sino una manera de sentir el mundo. … La obra de Alexandro es, al fin, un estado de conciencia sobre la naturaleza como concepto estético, pero también un compromiso con la belleza y con lo sublime, con el rescate de la moralidad y con la pérdida de la inocencia. Los grandes conceptos del relato artístico actual.

(*) Antón Castro: catedrático de Historia del Arte, crítico y comisario de exposiciones.