ArteSana conquista los paladares y gana tres premios del Santiago(é)Tapas
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El fallo del concurso incluyó un homenaje a tres históricas cocineras
29 nov 2022 . Actualizado a las 23:51 h.En una ciudad de muy buen comer como Santiago, con una oferta gastronómica para todos los gustos y casi para todos los bolsillos, que un establecimiento, en este caso ArteSana, gane tres premios de siete del concurso Santiago(é)Tapas da buena cuenta de que lo suyo es el manejo de los fogones.
Este gastrobar, ubicado en el número 9 de la avenida de Ferrol, ha sido el ganador indiscutible del concurso convocado por la Asociación de Hostalaría Compostela, ya que obtuvo la mayor puntuación del jurado y del público para su tapa creativa «Navalla», mientras que el máximo reconocimiento del público y del jurado para la tapa de sabores y presentación tradicional fue para su elaboración bautizada como «Queixo».
El resto de premios recayeron en la tapa «Polo rubio en ravioli de wonton», de la Bodeguilla de Santa Marta, reconocida como la mejor propuesta en la categoría de tapa maridada con vino. Y en la modalidad marinada con cerveza el premio fue para La Planta con su «Pan bao asado da feira», mientras que el aval del público para la tapa tradicional se lo llevó el «Taco pulled porco», de Pedra. Y en la categoría de elaboración sin gluten, el reconocimiento le llegó al «Croquemol», de Vilar 64.
En el concurso de cócteles, el Pub Atlántico destacó sobremanera al obtener el primer premio con su «Frida Kahlo». El segundo le correspondió al combinado «Purple rain», de O Sendeiro, mientras que en la categoría del mejor gintonic Royal Bliss Tradicional el premio también fue para el pub Atlántico con «Get back». Este local sumó el galardón en la categoría de mejor combinado Bliss Vangarda con su «Frida Kahlo».
Los reconocimientos no quedaron ahí, ya que los chefs de los locales que obtuvieron mayor puntuación recibieron como obsequio una chaqueta oficial del Santiago(é)Tapas. Estos premios correspondieron a los locales ArteSana Gastrobar, Bar Suso, Bodeguilla de Santa Marta, El Cartel de Mawey, La Planta, Madia Leva, O Sendeiro, Pedra, TS A Casa y Vilar 64.
Homenaje a las veteranas
El acto de entrega de distinciones del concurso sirvió también para recordar a las mujeres que en la década de los ochenta del siglo pasado comenzaron a trabajar en la hostelería compostelana como cocineras en un momento en el que la restauración no gozaba del reconocimiento actual.
Como representación del colectivo, Hostalaría Compostela homenajeó a tres mujeres de referencia que siguen en activo: Carmen Iglesias (restaurante A Charca), Matilde Rodríguez (Don Quijote) y Esclavitud Pose (Los caracoles). Las dos primeras asistieron al acto, pero la restauradora más conocida como Esclavita Pose no pudo hacerlo, aunque le trasladó su máxima gratitud a la asociación compostelana por acordarse de ella, de 72 años de edad y cocinera desde 1986 cuando abrió el restaurante Los caracoles con su marido, Germán González.
Carmen Iglesias, la más veterana de todas, a sus 77 años sigue en plena actividad, y es la voz que responde al teléfono de su restaurante, A Charca, fundado con su marido en 1975. Con 47 años de experiencia, agradece este homenaje «después de tantos años trabajando». Y pese a que podría jubilarse, lo seguirá haciendo, ya que considera que «la hostelería no es sacrificada si lo haces con cariño, como es mi caso».
Matiza que ejerce de cocinera-gerente «pero cocinera, cocinera, porque es un trabajo que hago todos los días», añade. Y entre las claves de su éxito empresarial destaca su interés por no dejar de formarse nunca: «Vengo de una familia de Val do Dubra que siempre se dedicó a la hostelería. Yo, aunque llevo toda la vida trabajando en esto, dediqué un año a prepararme cada día como profesional».
Este afán por no dejar de aprender nunca es otra de las claves que define a Matilde Rodríguez y explica la trayectoria de El Quijote. «Estás aprendiendo siempre, también de las críticas», afirma esta restauradora, muy agradecida por el reconocimiento a todas las mujeres que durante décadas trabajaron, y lo siguen haciendo, en los fogones.
En esta época del año, esta cocinera destaca la elevada demanda del jabalí y también la cabra, carnes que por su bravura necesitan un cocinado muy exigente. Matilde Rodríguez tiene 72 años, trabaja desde hace 43 y vislumbra jubilarse. Considera que en su oficio «contentar a tantos paladares es muy difícil», aunque ella sí que lo ha conseguido.