La cocinera Lucía Freitas ayudó a servir a los cientos de personas que acudieron a Froxán en la primera Festa da Pisa da Castaña tras la pandemia y el gran incendio
05 dic 2022 . Actualizado a las 11:30 h.Froxán se sacudió este sábado los años de la pandemia y la negrura de los incendios de este verano. Todo junto. Este pueblo del municipio de Folgoso do Courel recuperó por fin su Festa da Pisa da Castaña, después de dos años de parón forzoso, y lo hizo con su paisaje verde manchado del negro que dejó el fuego el pasado mes de julio. Pero lo mismo que en las montañas se ven ya brotes de los arbustos que se preparan para volver, los vecinos de Froxán están planeando la recuperación de su souto de castaños y el de la cercana aldea de Vilar, los dos que ardieron por completo este verano en el gran incendio de O Courel. No van a estar solos en el intento. Igual que no estuvieron solos este sábado en la edición 22 de la Festa da Pisa da Castaña de Froxán. Los acompañaron cientos de personas llegadas de toda Galicia, que cantaron con Bieito Romero, de Luar na Lubre, y comieron raciones de lacón y chorizo con castañas servidas por una estrella Michelín, la compostelana Lucía Freitas.
«Non creas que é tan distinto do restaurante -explicaba en plena faena y con una sonrisa-, trátase de traballo en cadea, o mesmo pero doutro xeito». Dentro de esa cadena, a Lucía Freitas, la propietaria de A Tafona y Lume, dos de los restaurantes de Santiago con estrella Michelin, le tocó repartir los chorizos del menú de la fiesta, que además de esos chorizos lleva siempre lacón, castañas y un postre de tarta también de castañas. Lucía Freitas fue a Froxán a echar una mano en la comida y a entregar dos cosas: un cheque con el dinero que recaudó en los últimos tres meses para emplearlo en la reconstrucción de los lugares destruidos por el fuego y una receta de un polvorón pensada por ella específicamente para O Courel. «Para que se faga aquí e se venda para recadar fondos», explica Evaristo Méndez, el presidente de la asociación de vecinos Fonte do Milagre, la organizadora de la Festa da Pisa da Castaña.
Lucía Freitas fue este sábado una de las caras de la solidaridad con O Courel. Otra fue la de Bieito Romero, músico y fundador del grupo Luar na Lubre, que leyó el pregón de la fiesta. El viernes había actuado con su grupo en Alicante, pero él asegura que estar ayer en Froxán no le supuso demasiado esfuerzo: «Eu son da Coruña, así que me collía de camiño». En su pregón estrenó una canción que compuso para O Courel, acompañado por un pandeiro, una pandereta, un acordeón y el coro de voces de los vecinos y los visitantes que la corearon.
Al final del pregón, los organizadores entregaron tres pequeña piezas de madera de recuerdo de la fiesta, talladas sobre trozos de castaños quemados este verano. Una era para Bieito Romero, otra para Lucía Freitas y la tercera para Xan de Vilar, divulgador de la tradición oral de la zona y propietario de un museo etnológico que el fuego se llevó junto con el resto de su casa y la mayor parte de su aldea. Él es uno de los símbolos de lo que la Serra do Courel perdió este verano.
Un plan para recuperar los soutos
Pero el trabajo para reparar el daño ya está en marcha. La asociación Fonte do Milagre aprovechará el dinero entregado por Lucía Freitas y las demás campañas de solidaridad en marcha en distintos puntos de Galicia para activar un plan de recuperación de los soutos de Froxán y de Vilar do Courel. Lo primero, cuenta Evaristo Méndez, es conseguir el permiso de los propietarios de todas las parcelas en las que están divididas estas viejas plantaciones de castaños. En eso están trabajando ya y cuando terminen llegará el momento de retirar los restos de los árboles quemados y después plantar otros castaños nuevos. para hacerlo se asesorarán con técnicos. «Eu confío -dice Evaristo Méndez- en que poidamos comezar a plantar en marzo, que antes tampouco se pode».
Los nuevos árboles tardarán en dar castañas, pero acabarán dándolas. Mientras tanto, en Froxán tendrán que seguir buscándolas donde puedan para hacer su fiesta todos los años a principios de diciembre. Esta vez fueron hasta el Bierzo. La mayoría de los soutos de O Courel se libraron del fuego, pero la mayoría se quedaron sin cosecha en septiembre. «Algo pasou co tempo, que ata setembro estaban os castiñeiros repletos, pero despois non quedou unha», contaba ayer Elena López junto a la enorme olla en la que se cuecen todos los años los 70 kilos de castañas del menú de la fiesta.
Para esos 70 kilos consiguieron proveedor, cuenta ella, que está tras los fogones de la fiesta desde la primera edición, allá a finales del siglo pasado. Y también pudieron comprar cerca de 200 más para la demostración de pisado, en la que habitualmente emplean 500. «Non houbo maneira de conseguir máis, porque este verán tamén ardeu moito en Valdeorras, que é outra zona moi produtora de castaña, como O Courel», explica Elena López.
Los organizadores temían que las castañas no llegasen para todos los comensales, pero al final llegaron. Ayudó que en vez de una pulpería solo, como era habitual, esta vez viniesen dos a Froxán, porque la de este año fue probablemente la más multitudinaria de las Festas da Pisa da Castaña. «A xente tiña moitas ganas porque había dous anos que non se facia, pero moitos tamén querían ver como quedou isto despois do incendio», apunta Elena López. Los que llegaron de fuera tuvieron que recorrer kilómetros y kilómetros de monte quemado para llegar a Froxán. Tres meses después, el paisaje sigue siendo negro, pero con toques verdes y ocres de los helechos y el matorral que brotó entre la ceniza. El año que viene habrá más.