Santiago y Bastavales festejan con toque manual la declaración de la Unesco
04 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Ricardo Fandiño Lage, que residía con su familia en lo alto de la basílica, junto a su lugar de trabajo en la torre sur, dejó huérfana de campanero a la catedral de Santiago hace más de veinte años. Ahora el toque manual del conjunto de campanas revive con la declaración de este arte, por parte de la Unesco, como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Ayer, para celebrarlo, el repique manual del conjunto de campanas volvió a sonar en Santiago durante media hora, a partir de las once de la mañana, por iniciativa de la Asociación Cultural Campaneiros de Galicia, creada recientemente con el objetivo de «manter vivo o aprendizaxe e a ensinanza da linguaxe das campás, promover a cultura das campás e a súa historia, potenciar a restauración e mantemento das campás, campanarios e todo o patrimonio campaneiro». Además de en la catedral compostelana, hicieron repicar manualmente las de la basílica de Mondoñedo, de la concatedral de Vigo, y otras en Galicia y El Bierzo. Su iniciativa se sumó a las de distintas entidades, como la Asociación para a Defensa do Patrimonio Cultural Galego (Apatrigal) y el Concello de Brión, que hicieron lo propio con las famosas campanas rosalianas de la iglesia de San Xulián de Bastavales.
El presidente de la Asociación Cultural Campaneiros de Galicia lamenta que el sonido del toque manual haya desaparecido de Compostela, ya que son los martillos automáticos los que accionan las catorce campanas de la torre sur. El de ayer «foi un toque festivo», cuenta el presidente de este colectivo, José Andrés Barreiro, que hasta ahora ha sido campanero de Santa María de Dodro, y detalla la sucesión coral de los toques citando los nombres propios de cada una de las campanas, con el lógico protagonismo de «Santiago el Mayor», la más grande, que abrió y cerró esta sinfonía. Consciente de que los jóvenes ya no saben interpretar los toques más elementales —como los de difunto o de fuego— Barreiro proclama el compromiso de «non deixar morrer no esquecemento a linguaxe das campás».
Desde Fandiño, la catedral de Santiago no tiene campanero, pero en San Xulián de Bastavales van sobrados. Cinco vecinos se encargan del toque en la parroquia: Manuel Patrón, sacristán y campanero oficial, Manuel Sánchez, Lino Regueiro, Serafín Pego y el aprendiz Pablo Freire, que empezó en este arte durante la pandemia. Todos ellos hicieron sonar ayer las campanas de Bastavales, arropados por medio centenar de vecinos y vecinas de esta parroquia brionesa. Intervinieron el presidente de Apatrigal, Carlos Henrique Fernández; y la concejala de Cultura, Sandy Cabral, que destacó que la declaración de la Unesco da más valor aún a la labor de los vecinos campaneros, a la propia iglesia de Bastavales y a la figura de Rosalía de Castro.