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El Canario, los bocatas «con y sin» que enamoran a generaciones de ferrolanos desde hace más de 40 años

Elba de la Barrera Agulló
Elba de la Barrera FERROL / LA VOZ

VEN A GALICIA

Dolores Ortega comanda junto a su hermana este buque insignia de la hostelería ferrolana.
Dolores Ortega comanda junto a su hermana este buque insignia de la hostelería ferrolana. CESAR TOIMIL

Las hermanas Dolores y Mariana Ortega mantienen la esencia de este tradicional negocio, ubicado frente al instituto Concepción Arenal, que fundaron sus padres y que es todo un símbolo en la ciudad

06 dic 2022 . Actualizado a las 08:53 h.

La identidad de las ciudades se fragua también en aquellos lugares en los que sus habitantes se sienten cómodos e introducen en sus vidas. Es el caso de la bocatería El Canario, emplazada en la calle Cuntis frente al instituto Concepción Arenal, en Ferrol. Con más de cuarenta años de experiencia a sus espaldas, sus bocatas de tortilla«con y sin mojo», se han convertido en todo un emblema de la ciudad, encandilando a generaciones de ferrolanos que acompañan jornadas de playa, recreos o días de partido con el inconfundible sabor de una leyenda gastronómica que se forjó en el año 1980, a raíz de una historia de amor. 

Dolores Ortega, que comanda actualmente el negocio junto a su hermana Mariana, explica que su madre, Merchi, viajó desde Ferrol a Canarias para visitar a unos familiares. Allí, rememora, conoció a José Ortega. «Al principio se hizo un poco la dura, pero poco después se hicieron novios y se casaron. Mi hermana y yo nacimos allí. Hay mucha gente que piensa que mi padre vino a Ferrol a hacer la mili y la historia es justo al revés» , señala Dolores. 

Precisamente, fruto del deseo de su padre, que siempre había estado muy vinculado al sector turístico, la familia Ortega regresó a la ciudad natal de Merchi y alumbró la idea de establecer un mesón en el que no faltarían las referencias gastronómicas de la tierra de José. «Mis padres el mojo, al inicio, lo servían con las papas como es costumbre en Canarias», explica Dolores que confiesa que el origen del bocata más emblemático del establecimiento se debe a una casualidad.

«Fue un cliente que les pidió probar a mezclar las dos cosas, que tiene mucho sentido porque, al final, la tortilla está hecha a base de patata y no es una combinación rara». A partir de ese momento, el «boca a boca» fue consolidando un producto que triunfa especialmente entre el público más joven. «Más de un  70 % de nuestra clientela son chavales, te ríes mucho con ellos y además son muy respetuosos», explican desde la bocatería El Canario.

Dolores Ortega prepara uno de sus afamados bocadillos de tortilla.
Dolores Ortega prepara uno de sus afamados bocadillos de tortilla. CESAR TOIMIL

El alumnado del instituto Concepción Arenal, popularmente conocido como Masculino, siempre ha sido la clientela más fiel al local, por su proximidad, aunque, señala Dolores, «la normativa ha cambiado y antes salían de todos los cursos en el recreo y ahora solo lo hacen los más mayores y eso se nota». A pesar de todo, los más jóvenes siguen apostando por la bocatería  «sobre todo, los viernes y sábados, antes de salir de fiesta. Vienen a última hora a tomarse el bocata», confiesa la responsable del establecimiento. Tampoco fallan los operarios y trabajadores que, detallan desde El Canario, «vienen aprovechando la parada de media mañana para recoger y tomar algo». Aunque, sin duda, lo que más ilusión hace a las hijas de los fundadores de la bocatería es ver a «clientes de toda la vida, que vienen con sus hijos e incluso con sus nietos para introducirlos a ellos también en el mundo de los bocatas». 

Verano, temporada alta

Si hay una época del año en la que la bocatería funciona a pleno rendimiento es en verano, según explican sus responsables.  «En un día bueno podemos llegar a utilizar más de 200 barras de pan», determinan. En este sentido, Dolores apunta que en Ferrol somos «muy de salir a la calle en función del tiempo y si viene bueno lo notamos mucho». Por eso, además de la maña que se dan en la elaboración de los bocadillos, en El Canario están muy pendientes de parte meteorológico para hacer los pedidos de suministros. 

«Hay veces que te equivocas porque la hostelería no es una ciencia exacta», detalla Ortega que señala, además, que la fama de los bocadillos de tortilla con y sin mojo se ha extendido más allá de las fronteras de la comarca. «Viene gente de fuera que se acerca al Canario porque se lo han recomendado y eso es muy importante porque es señal de que estás haciendo las cosas bien», subraya su propietaria.

Receta familiar 

Y es que en El Canario intentan mantener la esencia con la que José, ya fallecido, y Merchi emprendieron el negocio hace más de cuatro décadas. «Mucha gente nos pregunta por la receta del mojo y con mucha gracia les decimos que es nuestro ingrediente secreto», determina Dolores, que explica que el emblemático mojo picón de la bocatería sigue fielmente los pasos que «ya seguían nuestros abuelos, que lo preparaban flojito de espesor y eso para los bocadillos es perfecto», concluye Dolores.

Actualmente, la fiebre de la tortilla con mojo se ha trasladado también a otros locales de hostelería de la zona. Un extremo que en el Canario reciben con deportividad: «Es natural que lo ofrezcan si les funciona y nosotros agradecemos que muchos clientes sigan apostando por venir aquí», subrayan. La experiencia y la mano siempre son un grado y han permitido a las responsables del Canario mantener el envite a la crisis sanitaria o a la inflación motivada por la guerra de Ucrania

«Los precios suben, pero nosotras intentamos ajustar al máximo para repercutir lo menos posible en el cliente y, aunque nos planteamos entrar en alguna plataforma de envío a domicilio, finalmente decidimos que no». Y es que para las hermanas Ortega resulta imprescindible el contacto directo con el cliente y poder entregar sus pedidos en las condiciones óptimas. Así, aunque no descartan implementar esas opciones en el largo plazo, la clientela seguirá desfilando por el local de la calle Cuntis para recoger sus codiciados bocatas. 

La huella de José Ortega está, según destaca su hija Dolores, muy presente en la memoria de una clientela que, apunta, «le guarda mucho cariño» y también en el propio local, ya que las vigas y escaleras de madera del establecimiento fueron elaboradas con sus propias manos. «Eso lo hace todavía más especial», concluye Dolores, que avanza que El Canario seguirá preparando bocadillos «hasta que la gente nos quiera aquí» porque, aunque ella no tiene hijos, su hermana Mariana tiene uno que tiene ya 19 años y que,  «siempre que quiera», podría convertirse en la tercera generación al frente de un negocio que nació fruto del amor y que ha logrado enamorar a infinidad de ferrolanos a lo largo de sus más de 40 años de vida.