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«Había ou-tra vez» puede verse en el centro cultural Marcos Válcarcel de Ourense
«Había ou-tra vez» puede verse en el centro cultural Marcos Válcarcel de Ourense Santi M. Amil

«Había ou-tra vez?». Sorprendente exposición colectiva en el centro cultural Marcos Valcárcel

05 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

«Velaí o estaba, de novo diante do Visitante, o trono dos soños da infancia nunca satisfeitos, porque, no circo da súa vida, o que xamáis puido facer verdadeiramente foi domesticar as feras que lle saíron ao paso». Manuel Lourenzo González.

Estructurado en torno al enigma, el Visitante se va introduciendo en el extraordinario proyecto plástico que, como pulso a la memoria, construyen en el dédalo de opciones y calles sin salida los artistas Manolo Figueiras, Itzíar Ezquieta, J. C. Seoane y Belén Padrón, siguiendo el itinerario literario marcado por la excelente narración de Manuel Lourenzo González en la colectiva Había ou-tra vez, retruécano que remite al inicio de los cuentos y a un pasado no cerrado que se convierte en inconcluso presente de segundas oportunidades, encuentros y desafíos.

Existe un componente lúdico en una exhibición inusual que, manteniendo la coherencia coral, aísla sin contaminar la expresión de cada artista en un espacio sin fisuras en la manera personal de exponer su discurso.

La obra del creador Manolo Figueiras conmueve, impacta, enternece, inquieta… Su mirada ora irónica ora desmitificadora, siempre lúcida, afilada en su análisis, tan sensible como intelectual y eminente, está presente en la serie Debuxos de oídas, a través de los que analiza conceptos tales como vida, muerte y arte y verbos que se asocian a estos: temer, partir u amar; sobre el presente, pasado y futuro con la iconografía propia del universo léxico-plástico del autor.

Los artefactos del pasado como elementos culturales, arte, identidad, el legado intelectual interpretado en sus claves estéticas, Adorno, Malevitch, la práctica de la pintura como dignificación del oficio artístico, los afectos, la historia, los objetos cotidianos, la anatomía de la pasión, la diferencia entre ser y estar… Conceptos existenciales narrados en primera persona a través de una introspección de gran honestidad.

Fractalismo. Elementos sígnicos de comunicación comunes a una cultura globalizada. Fragmentos que construyen paisajes, naturalezas, geometrías que atesoran información sobre nuestros afectos y emociones, intenciones y miedos. El elemento arqueológico del pasado sobre el que cimentamos nuestro pensamiento.

Figueiras proyecta su catálogo de imágenes como una enciclopedia visual desquiciada, alterada por unas cronologías que sacude simultaneando contextualmente espacios y tiempos. En sus colajes introduce madera, resinas plásticas, dibujo, elementos y materiales no pictóricos, metales… Consiguiendo un efecto perturbador e único, ordenando con estricto equilibrio un caos infinito, rompecabezas psíquico, inabarcable y caprichoso; nana para una calavera acunada con el monólogo de Segismundo…

Arqueografía. Roxonomía. Constelaria.

Retablo para un cuento jamás contado. La sublime poética de José Carlos Seoane en la interacción entre concepto e idea, se refuerza en la afirmación de la identidad del objeto reproducido, cito a Cocteau: «Una copia es exactamente igual al original excepto en todo». El lirismo oculto en los extraordinarios dibujos de Seoane densifica el entorno real o simulado mediante la perspectiva y las distintas ópticas de falseamiento para conseguir una realidad intensificada o una sustitución de la realidad, introduciendo el diseño mobiliar en protagonista de una compleja arquitectura de afectos, una escenografía construida como naturaleza aislada, catálogo de trampantojos de gabinete con intensas atmósferas que recrean distintos estados de angustia o serenidad a través de la exigente elección de papeles que actúan como fondo, texturas que dialogan con efectos medioambientales o temporales en razón de envejecimiento, desgaste, corte, desgarro o color, exhibiendo en sus asépticas cicatrices una infinidad de matices emocionales. Introduce en sus minirrelatos afectivos, una amplia galería de artefactos en distintas posiciones que subrayan el carácter narrativo de los objetos.

La(s) Red(es) de Itzíar Ezquieta, dialogan con el espacio a través de tamaño, forma y color. Una fórmula inquietante de naturalezas vivas y muertas con el retrato existencial como base del discurso expresivo. Resulta enigmática y encriptada su exploración del concepto a través de una escritura jeroglífica no carente de angustia en la fisicidad de una externalización de los afectos.

Belén Padrón se expresa a través de un color temperamental y formas orgánicas que traslada al mundo de la memoria en masas de elementos florales que sugieren, como marcas digitales, un pasado que nos vincula al origen.