La Parra, la pensión de Ferrol digna del cine de Buñuel: «Yo alojo a todo el mundo»
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Pilar Soto regenta al alojamiento desde hace 55 años, un lugar que inspiró la última película de Alberto Gracia, en la que aparecen excéntricos personajes
06 dic 2022 . Actualizado a las 22:54 h.Pilar Soto, natural de San Sadurniño, traía consigo 2.000 de las antiguas pesetas cuando llegó a Ferrol en los años sesenta. A base de trabajo y de «muchas privaciones», compró un par de pisos en el número 19 de la calle del Carmen por algo más de un millón de pesetas, «una ganga entonces, que un piso en Ferrol tenía mucho valor», apunta. Y ahí nació la pensión La Parra, que lleva regentando más de cincuenta años, y que es conocida en Ferrol por los peculiares personajes que la visitaron y que, en algunos casos, incluso llegaron a habitar durante largos períodos.
«Llevamos 55 años aquí», dice Pilar rotunda. Habla en plural, pero en realidad es ella sola quien dirige desde hace más de medio siglo la pensión de la calle del Carmen. Su marido fue diagnosticado con apenas treinta años de una enfermedad que le impidió llevar La Parra junto a su mujer. Entonces ella quedó al mando de la pensión y al cargo de sus hijos. Dice que no sabe si quieren continuar con el negocio, por eso con ochenta años sigue atendiendo las reservas y visitando el 19 de la calle del Carmen cada día.
Escenario de numerosas leyendas urbanas de Ferrol, en La Parra cuesta diferenciar el mito de la historia verdadera. Desde fuera parece una pensión cualquiera, céntrica y bien situada a escasos metros de la plaza del Callao, pero lo cierto es que el interior es bien distinto. La propietaria del hospedaje explica en el hall del tercer piso que este verano tuvo a muchos peregrinos, unos doce por día. «Son los mejores clientes. Llegan de noche cansados y se van muy pronto», interviene la mujer que limpia, la única empleada.
Pero el cliente más común de La Parra no es un peregrino que pasa por el Camino Inglés. Es alguien como el hombre que sale de su habitación durante la entrevista para bajar a tomar el café. Dice que lleva cuatro años viviendo allí y Pilar indica que, como la mayoría, apenas sale de su cuarto a lo largo del día. «Aquí dormía gente como Pachara», cuenta. Pese a estar rodeada de personas que se enfrentan a adversidades, Pilar los trata con cercanía y cariño, como a viejos amigos.
«Tengo otra propiedad en Pardo Baixo que antes usaba para hospedar. Vino un hombre desde Portugal con cincuenta hombres para trabajar y la gente no los quería acoger, pero yo sí. Yo alojo a todo el mundo». Esto fue hace quince años.
Un lugar que atrapa
La historia que cuenta sobre la pensión el cineasta Alberto Gracia (Ferrol, 1978) es muy diferente. Conoció de primera mano el hospedaje y la cantina que regentaba la misma dueña en la cercana Pardo Baixo: «Era amigo de su hijo, que trabajaba de camarero donde comían los huéspedes de la pensión. Iba a tomar cañas allí, por eso veía a todos esos personajes que no me dejaron indiferente». Dice que allí encontró un punto surrealista propio de Buñuel.
La película La Parra, que se ha rodado este año en la urbe, cuenta la historia de un joven escritor que regresa a Ferrol desde Madrid tras veinte años y se aloja en el establecimiento de Pilar. Con tintes autobiográficos, el filme muestra las partes más excéntricas y degradadas de la ciudad. Allí se da cuenta de que es un lugar especial, en el que la gente entra «para no salir nunca más». «Es un lugar que atrapa», declara. «Es algo que investigué mucho hablando con la dueña y con otra gente. La propietaria cree que tiene algo especial, pero realmente allí van personajes marginados de la sociedad que se acaban acostumbrando a eso. En la película no quería mostrarlo con paternalismo ni con gente vencida», dice Gracia.
El director de cine se quedó sin grabar tomas en uno de los pisos de La Parra. Por algún motivo, Pilar no lo enseña. Está deseosa de ver la cinta que grabaron en su establecimiento, dice que los clientes preguntan mucho por su estreno. Quieren verse retratados en La Parra.