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¿Qué pintan tres monjes budistas en los adornos navideños de Vilagarcía?

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido DATA / AGENCIA

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MONICA IRAGO

Los jardines efímeros guardan sorpresas y desde el Concello se esgrimen los motivos

05 dic 2022 . Actualizado a las 23:47 h.

Una de las novedades que ha implantado hace ya unos años el gobierno local de Vilagarcía a la hora de ornamentar las calles para las fechas navideñas es la de los jardines efímeros. Una suerte de islas verdes colocadas en aceras anchas, sobre las que se colocan diferentes elementos. Puede ser un simple árbol, una casa pintada de relucientes colores, unos renos tirando de un trineo... y los bustos de tres monjes budistas.

La colocación de las esculturas no pasó desapercibida desde el primer momento que ocuparon su lugar. Difícil que pasaran porque están ubicadas en el jardín efímero que está a la vera del parque de Ravella, lugar por el que transitan muchos cientos de personas cada día.

Y, como era de esperar, tan pronto estuvieron ubicados en su nuevo lugar comenzaron las conversaciones. Por un momento, las charlas de bar dejaron de lado a Luis Enrique y se centraron en los nuevos vecinos de Ravella. Las críticas, que las hay, se centran en su extemporaneidad. El personal no entiende qué pintan tres monjes budistas en unos adornos navideños, quizás porque la inmensa mayoría no sabe que los budistas sí celebran la Navidad, aunque sea a su manera. Es decir, esa no sería una razón convincente para devolverlos al desván.

En realidad, las razones que esgrime el Concello de Vilagarcía explican tanto la presencia de los budistas en Ravella, como de la bola del mundo que se ha colocado sobre la escultura de las manos en la rotonda de As Carolinas y que se ha convertido en uno de los elementos más fotografiados. Este año, las personas encargadas de diseñar la ornamentación navideña han decidido hacer un guiño a la globalización y a la pelea contra el cambio climático. De ahí la presencia de oso polares e iglús, del globo terráqueo tan espectacularmente iluminado y de esos tres budas que, quizás, una madrugada aparezcan tocados con un gorro de Papá Noel porque las gallegos también tiene su guasa.

En todo caso, puede ser sorprendente encontrarte a tres monjes budistas en unos adornos navideños, pero más increíble aún son los compañeros que les han colocado al lado para que les acompañen en sus meditaciones: una pandilla de ardillas, que deben ser las únicas de su especie que no hibernan. Será por el cambio climático.