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El zar del tapeo, azote de patatillas y aceitunas

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VEN A GALICIA

Oscar Vázquez

La Imperial, que regenta el nevense Amadeo da Silva, cambió las costumbres de la hostelería viguesa cuando hace 20 años adoptó la tapa de cortesía, detalle que funciona como forma de animar el consumo

11 dic 2022 . Actualizado a las 02:00 h.

Aceitunas y patatillas (patatas fritas en vigués) eran lo único que a la hostelería local se le ocurría poner para acompañar consumiciones durante décadas. De ahí no salimos hasta que, al cruzar los límites geográficos, nos acostumbraron mal en otros lugares. Por el mismo precio, o por un poco más para poder costear ese detalle, atentos camareros nos acercaban una bandeja ofreciendo en ella un pincho. Y si tomábamos otra segunda, otra tapita a mayores.

Nacido en As Neves, Amadeo da Silva se curtió en el sector de la hostelería desde joven. Junto a sus padres, ambos cocineros, llegó a Londres con 14 años. Tras una estancia de un lustro en la que ambos trabajaron en varios restaurantes de la capital británica, regresaron a Vigo y abrieron un bar al que llamaron Lepanto. Con el tiempo, su hijo, que paralelamente regentó dos negocios de hostelería, primero en Balaídos y luego en A Florida, se hizo cargo del establecimiento paterno dándole un aire completamente diferente. Eso fue hace 20 años y de ello hay constancia desde el primer momento en que alguien pone el pie en la Cervecería Restaurante Imperial (Colombia, 24).

Una enorme loseta cincelada en piedra con dos leones a los lados recuerda otra de las vertientes del establecimiento, que cuenta con una extensa bodega y más de una decena de variedades y denominaciones de origen en su vinoteca, así como una larga lista de cervezas de importación y del país. También labrada en la losa de granito aparece la fecha de su apertura, el 24 de noviembre del 2002, que festejaron con un brindis con la clientela. Si algo se hace evidente de inmediato en el ambiente la Imperial es la familiaridad. Amadeo saluda por su nombre a casi todos los que cruzan el umbral de uno de los puntos de encuentro más frecuentados del barrio. «Algunos vienen por la mañana, al mediodía y por la noche», advierte sobre los más fieles a un local que está al pie del cañón desde la hora del desayuno hasta la cena. Las tapas salen sin parar de su cocina acompañando las bebidas. Tortilla, ensaladilla, platillos calientes con lentejas, callos o alguno de los platos forman parte del menú del día, que, como recuerda, tienen todos los días que abren, incluso los fines de semana, ya que su jornada de descanso es los martes

Amadeo insiste en que su negocio nació sin artículo alguno delante del regio nombre. «Ni la Imperial ni el Imperial, pero la clientela, que siempre tiene la razón, ha sido la que al final se ha impuesto y nos llaman La Imperial», admite.

El profesional, que trabaja al lado de su pareja, Dora Duque, siempre tuvo claro que el tapeo era necesario para dinamizar las ventas. «Fuimos pioneros y seguimos haciéndolo. Con la primera consumición, un par de pinchos, y con la segunda, otro diferente», cuenta. De ese modo, algunos salen de allí casi comidos o cenados. Para completar la oferta, hace casi cinco años, el nevense afincado en Vigo abrió a escasos metros de la Imperial el bar Amadeus (Couto Piñeiro, 1), que trabaja en la misma línea, pero se distancia en un par de puntos clave: las copas, con una carta de ginebras infinita, un ambiente más juvenil y una terraza de la que carece la nave nodriza y que resulta fundamental en tiempos poscovid. Por cierto, que la pandemia no les pilló desprevenidos respecto a servicios que se hicieron esenciales: la comida para llevar y el envío a domicilio, que ellos llevaban años haciendo ya.

La cocina que ofrecen es la tradicional gallega. La cocinera, Conchi, se encarga de darle el toque a una serie de platos en una carta donde no faltan el lacón con grelos y los callos los domingos, el pulpo á feira, calamares, chocos a la plancha, bacalao a la portuguesa, frituras de pescado, carnes a la brasa como las chuletillas de cordero o guisos de jarrete y vegetales de temporada, siempre al hilo de la oferta fresca del mercado, además de tablas de ibéricos y quesos.

La decoración de la Imperial también llama la atención en detalles como una enorme figura de resina sobre una columna que preside la entrada, otra de madera que divide la barra o los cristales de las ventanas, todo ello hecho a mano por el artesano Juan Bouzón. Al fondo, en las paredes del comedor, Amadeo da Silva cuelga enmarcados recuerdos de visitantes ilustres y momentos familiares.

Desde 2002

Dónde está: Calle Colombia, 24. Vigo