Ya se sabe cuáles son los municipios más visitados de la Ribeira Sacra: el primero es Monforte y el segundo Sober

La Ribeira Sacra es uno de los destinos turísticos de Galicia que más han crecido en los últimos años. En los últimos tiempos, este territorio se ha labrado una marca propia y su capacidad para atraer visitantes es incomparablemente mayor a la que tenía hace años. El volumen de visitantes que recibe es público, pero el nivel de detalle de los datos disponibles es limitado. Hasta ahora, que el Instituto Nacional de Estadística ha empezado a difundir información basada en una nueva técnica de medición basada en los movimientos de los teléfonos móviles. Con estos datos, es posible saber cuántos turistas hacen noche exactamente en cada municipio. En el primer puesto de la lista de los más visitados no hay sorpresa, pero los siguientes puestos son menos obvios. Monforte es el que más turistas atrae, pero el segundo es Sober, por encima de cabeceras de comarca como Chantada o Quiroga. El lado lucense de la Ribeira Sacra acapara más del 80% de las pernoctaciones.

El INE recoge estos datos mes a mes desde julio del 2021, así que este 2022 será el primero con información disponible para un año completo. Pero lo que ya se puede revisar depara algunas sorpresas. Si se toma como base el pasado agosto, que siempre es el mes con más turistas del año, resulta que la Ribeira Sacra registró algo más de 68.000 visitas de personas que tienen su residencia habitual fuera de la provincia de Lugo (en el caso de los municipios situados al norte) o de Ourense (en los que están al sur). La cifra supera ampliamente las que figuran en las estadísticas tradicionales del INE sobre turismo, que están basadas en encuestas.

Los datos locales muestran que Monforte es el que recibe más turistas, con 14.684 personas residentes fuera de la provincia de Lugo que hicieron al menos una noche en este municipio el pasado mes de agosto. El segundo lugar es para Sober, con 7.089 visitantes; el tercero para Chantada, con 6.290; el cuarto para Quiroga, con 5.554; y el sexto para Pantón, con 5.333. Ninguno de los demás supera los 5.000. O Saviñao, Nogueira de Ramuín, Carballedo y Parada de Sil, suman cada uno entre 2.000 y 4.000. Después están Bóveda, A Pobra do Brollón, Castro Caldelas, Montederramo, Taboada, Portomarín y Ribas de Sil, con entre 1.000 y 2.000. Y cierran la lista A Peroxa, A Teixeira, Esgos, Paradela y Xunqueira de Espadanedo, con menos de 1.000.

Estas cifras pintan un panorama desigual por zonas dentro de la propia Ribeira Sacra. La diferencia más obvia es la que se ve entre la parte lucense y la ourensana. La segunda se queda con solo un 20% del volumen total de visitantes. De todas formas, esa es más o menos la proporción entre el territorio y la población que suman los municipios de ambas provincias que forman este territorio.

Muchas más plazas que antes

Las diferencias entre unos municipios y otros tienen más que ver con la infraestructura turística, que no está repartida de forma regular. En lo que va de siglo XXI la capacidad de acogida de visitantes se ha disparado en el conjunto de la Ribeira Sacra, pero en unos lugares más que en otros.

Monforte tiene en estos momentos algo más de 850 camas, 355 de ellas en hoteles, 331 en viviendas de uso turístico, 115 en pensiones y 50 en albergues. En el 2003 solo tenía 288, todas en hoteles.

Este refuerzo de la infraestructura turística es incluso más llamativa en algunos municipios pequeños. Porque el alojamiento más grande de la Ribeira Sacra no está en Monforte, sino en Pantón, que en el 2003 solo ofrecía a sus visitantes camas en casas de turismo rural. En concreto, 32 camas. Ahora suma 581, un incremento basado en la apertura del balneario de Augasantas, de 118 habitaciones, pero también en la reciente proliferación de viviendas de uso turístico, que en este municipio suman ahora 153 plazas.

Algo similar ocurre en el lado sur de la Ribeira Sacra con Nogueira de Ramuín, donde en el 2003 solo había alojamiento para 66 personas y ahora lo hay para 372. Dos tercios de este total caben en el parador de Santo Estevo, uno de los referentes de la nueva infraestructura turística de la Ribeira Sacra.

El único hotel de Xunqueira: «Non chegamos ás cifras doutros»

El Hotel Boutique La Churra es el único alojamiento existente en Xunqueira de Espadanedo, el municipio de la Ribeira Sacra que menos turistas recibió el pasado mes de agosto. Fueron 371, solo 7 menos que Paradela y 10 menos que Esgos. Los tres están situados en el límite exterior del territorio de la Ribeira Sacra. Xunqueira y Esgos son además muy pequeños en superficie, con solo 27 y 37 kilómetros cuadrados, respectivamente (Monforte, por ejemplo, tiene 199 kilómetros cuadrados).

En cualquier caso y aunque sean pocos, en Xunqueira también hay turistas. Y todos pasan la noche en alguna de las siete habitaciones del Hotel Boutique La Churra, que tiene nuevos propietarios desde julio del año pasado. Sus dueños tienen también negocios turísticos en Cristosende (A Teixeira), una aldea desde la que se ven el cañón del Sil y en la orilla norte las viñas de Amandi, en Sober. Quizás sea por las vistas que hay más turistas en Cristosende que en Xunqueira de Espadanedo. Y eso que este municipio no está demasiado a desmano de los principales puntos de interés. «Xunqueira tamén está ben situado, co embarcadoiro de Santo Estevo a 40 minutos en coche indo con calma, Castro Caldelas a 30 ou os miradoiros a 20 ou 25», asegura Iria García, encargada de la recepción de este hotel.

Solo el 10% por trabajo

La clientela del hotel de Xunqueira está formada muy mayoritariamente por personas que quieren conocer la Ribeira Sacra o que vuelven después de haberla visitado ya alguna vez. No más de un 10% es gente que viaja por trabajo. Y a lo que van desde Xunqueira es fundamentalmente a los barcos que hacen los recorridos por el cañón del Sil, sobre todo desde el embarcadero de Santo Estevo, el mayor de los del lado ourensano del río; la ruta de los miradores de la margen izquierda, Castro Caldelas y también Maceda, aunque esta localidad está fuera de la Ribeira Sacra.

Entre los inconvenientes, hay que tener en cuenta que en los alrededores del hotel no hay tiendas abiertas ni bares y que el restaurante más cercano está a un kilómetro. En todo caso, Iria García cuenta que en verano el movimiento de visitantes es notable, «aínda que probablemente non alcanzamos cifras ás que outros hoteis si que chegan». Fuera de la temporada alta, la cosa es distinta. Por ejemplo, este último fin de semana no tuvieron a nadie.

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