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Ellos son los culpables de que muchos vecinos del barrio de Concheiros, en Santiago, se aficionasen a la cocina cubana

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

VEN A GALICIA

La cubana Yahimy Canedo y el gallego Javier Rodríguez están al frente del Avalon.
La cubana Yahimy Canedo y el gallego Javier Rodríguez están al frente del Avalon. PACO RODRÍGUEZ

Javier y Yahimy cogieron las riendas del Avalon, en O Home Santo, y destacan con su ropa vieja y arroz congrí por encargo

16 dic 2022 . Actualizado a las 09:47 h.

La cocina cubana ha ganado muchos adeptos este año en el barrio de Concheiros, en Santiago. Los grandes culpables son Javier Rodríguez y Yahimy Canedo, la pareja que cogió las riendas del Avalon Bar & Grill en junio. Tras el cambio de gerencia en el local de la rúa do Home Santo, la pareja introdujo algunos de los platos típicos del país del que procede ella. «Queríamos tener algo diferente y, al ser ella cubana, empezamos a hacer algunas recetas típicas de allí por encargo. No son platos que tengamos todos los días, pero a la clientela le gustó y está funcionando muy bien», cuenta el hostelero de Mazaricos.

«Al principio venía sobre todo gente cubana, casi todos conocidos, y empezaron a traer a más personas. Últimamente vienen muchos vecinos del barrio. La mayor parte de ellos probaron aquí por primera vez la comida cubana y, una vez que se animan, suelen quedar encantados y repiten. Les llama mucho la atención, por ejemplo, el arroz congrí, que es un arroz seco con alubias pintas. También hacemos ropa vieja con ternera, la yuca, el plátano frito y jamón asado, ensaladas y postres cubanos», explica el copropietario del Avalon. Allí salen «más o menos a la par», dice, que los platos que tienen en carta: churrasco y otras carnes a la parrilla, bacalao, zorza, raxo, tortilla... Él se encarga de la cocina, pero las recetas cubanas «salen de Yahimy, claro», puntualiza.

A sus 40 años (ambos nacieron en 1982) y tras dedicarse toda la vida a la hostelería, han hecho realidad un sueño en el Avalon: «Queríamos tener algo nuestro porque hasta ahora siempre fuimos empleados y nunca los dueños. Nos apareció la ocasión aquí y nos tiramos a la piscina». Reconocen estar muy ilusionados con esta nueva etapa, primerizos en eso de trabajar juntos en un mismo negocio y que además sea propio. ¿Y cómo lo llevan? De puertas para afuera, al menos, parece que con gusto. Y, si una comida sabrosa, se sirve con una sonrisa y no falta un detalle para los niños, es normal los clientes vuelvan. Agradecidos por la buena acogida que han tenido en estos primeros meses, cuentan que su principal público en invierno es «la gente del barrio, especialmente a partir de 40 años. Y, en verano, tenemos más turistas y bastante peregrino porque hay varios albergues aquí cerca». El servicio arranca ya a la hora del desayuno, desde las 8.30 horas, hasta las 23.30 horas, con un descanso de tres horas tras el turno de comidas (de 16.30 a 19.30); y cierran los martes.