Mil vecinos de un pueblo crean su propia Navidad con castro incluido
VEN A GALICIA
Todos los barrios de Camposancos están adornados con composiciones ecológicas y luz solar
15 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Mucho años antes de que Ikea transformara hogares en repúblicas independientes, Camposancos ya tenía personalidad y capacidad jurídica de pleno derecho. «Fomos a primeira entidade local menor de Galicia, hai moitos anos, os da Guarda deciánnos que eramos da república independente de Camposancos e agora creamos a nosa propia escenografía de Nadal», recuerda su presidenta, Mercedes Martínez. Decenas de personas acuden ahora a diario a esta parroquia con cuento de Navidad propio. «Cando asumín a presidencia da entidade, no 2019 buscaba fórmulas para darlle visibilidade ao pobo e empecei iluminando a nosa sede. Agora somos preto dun milleiro de veciños traballando xuntos con máis de 400 das 600 casas do pobo iluminadas, todos os barrios adornados e un roteiro sinalizado», explica.
Se han tomado muy en serio la Navidad y no hay calle o esquina sin adornar. Todo está hecho con materiales reciclados y ecológicos por lo que no hay plástico ni más luz que la solar.
«Ven xente de Portugal e Vigo só a mirar a decoración, fanse fotos que suben a redes e así veñen máis», confirma la pedánea. El pesebre campusino tiene varias temáticas y es el resultado de la ilusión y el esfuerzo de meses. En el barrio del Palomar está la representación del Xacobeo, con botafumeiro incluido y a tamaño casi real. Al menos, el de los ocho tiraboleiros, construidos en madera por Juan Castro y vestidos por su mujer, Jesusa Alonso. Cada muñeco peregrino lleva su concha y su propio nombre, y, los de carne y hueso aprovechan estos días la composición para sacarse fotografías navideñas ya que por este barrio pasa el Camino Portugués de la Costa. En la república campusina también hay hueco para los Reyes Magos, una cantina y una zona para los no menos obligados selfis.
En la Praza de San Amaro está el Nadal de Fadas, con casitas en miniatura hechas con restos de podas, troncos y raíces y totalmente amuebladas. Hay parque, un invernadero, una noria y hasta las réplicas de la iglesia del pueblo y la Fonte da Poza. La comunidad de montes también se ha volcado y ha levantado un poblado celta en honor al Trega. Tampoco le falta detalle y hasta tiene su calzada, su poza, una viña y el concheiro, como el auténtico en el que trabajó el CSIC y en el que descubrió que los habitantes del Trega comían percebes y mejillones. «Todos os que nos visitan quedan sorprendidos coa a nosa decoración, pero o máis importante é como nos uniu este proxecto, todo o pobo dá voltas e traballa durante meses», defiende Mercedes. Es una actividad que suma familias enteras y que fomenta además la participación activa de niños y mayores que se ilusionan por construir una Navidad juntos.