Las pastelerías mariñanas los hacen de ponche, licor café, pistacho o crema de cava; algunas aceptan encargos hasta por Whatsapp
16 dic 2023 . Actualizado a las 20:18 h.Como cada Navidad, el turrón vuelve a los supermercados, a los anuncios -alguno tan conocido que ha dado lugar a frases hechas o bromas- y a las mesas. Y también a las pastelerías de A Mariña, que -en muchos casos desde hace décadas- elaboran artesanalmente este dulce. En los negocios mariñanos de fabricación propia se pueden encontrar los clásicos pero también cotiza la originalidad, y es que turrones de pistacho, licor café o ponche están, a veces sin saberlo, a la vuelta de la esquina.
En Viveiro, Vale ofrece -solo en sus dependencias, para mantener el control absoluto sobre el producto- turrón de leche con almendras, de varios chocolates, de nata y nuez, naranja o con crema de licor de cava. «Pero a xente é de costumes e o que triunfa sempre é o de Jijona», indica Alonso, que en 2018 sucedió a su padre, Jaime, al frente de la empresa. Las distintas especialidades se venden a entre 30 y 40 euros el kilo, y seducen no solo a los mariñanos, sino a veraneantes de A Coruña o Madrid que encargan al mismo negocio al que compran durante el estío.
En Fontenova, también en la Ciudad del Landro, «la gente prueba de todo y hacemos bandejas preparadas con surtidos», precisan desde el establecimiento. Entre la variedad llaman la atención el turrón de almendra con frutas confitadas o el de pan de Cádiz. Se vende a peso, con un precio del kilo de 32 euros. «Muchos clientes los compran para regalar a familiares o amigos», explican.
Bombones Moreno, con sede en Ribadeo, es un sinónimo de dulces de calidad en A Mariña, con el nombre de una chocolatería fundada en 1891 y recientemente reconocida como artesana por la Xunta. María José Ríos explica que entre una gama de diez variedades diferentes, que vende no solo en las instalaciones de la empresa sino en tiendas gourmet e incluso por Whatsapp, sobresalen las variedades de pistacho o licor café. Hay también opciones sin azúcar y sin la proteína de la leche. Este año, la marca estrena el Turrón das Catedrais, con un sabor similar al de las rocas que llevan el nombre de la emblemática playa ribadense. El coste de las tabletas está entre los nueve y los diez euros.
Otro referente de la repostería en A Mariña es la pastelería Alianza, en Mondoñedo. Guillermo Redondas recuerda que cuando era pequeño, su padre, Pablo, ya elaboraba turrón. Entre su variada oferta triunfa el de praliné o blando, de estilo Jijona, el de chocolate con almendras y el de ponche, bajo encargo especial solo para el día de Nochebuena. Este último, que lleva bizcocho «emborrachado» con almíbar, es una delicia artesana con una limitada fecha de caducidad, pues no puede conservarse más allá de unos pocos días. El precio del turrón oscila en este caso entre los 22 y los 35 euros el kilo.
En Foz, Xoyma elabora ocho variedades, a 5,50 euros la tableta, entre ellas dos que solo se encuentran en contadas pastelerías artesanas, y en ninguna empresa industrial del sector: el de chocolate blanco al limón con pasas y almendra y el de café. «Teñen moito tirón porque sorprenden», así como el de galleta, resalta Hugo López.
La pastelería Cabaleiros, en Lourenzá, elabora turrón desde su apertura, hace unas cuatro décadas. El estrella es el duro de chocolate con almendra marcona, pero también los hay de cacao con arroz inflado, tipo Suchard, de mazapán, de whisky o Jijona, entre otras variedades. Los precios rondan los 30 euros el kilo. «O que ten moito éxito son os cotillóns, bandexas con doces variados do que facemos aquí», señala Silvia Rodríguez.
La inflación encarece las materias primas y estrecha los márgenes de beneficio
La inflación dificulta la situación de los consumidores, que según las encuestas gastarán menos en Navidad, y también complica la elaboración de turrones, más si cabe si son artesanales. «O froito seco subiu unha barbaridade, o pistacho iraní como un 40 % no prazo dun ano, e avelá suprema tamén», asegura Ríos. La almenadra marcona, la más cara y más utilizada para turrones, ha subido, no tanto la comuna, que se mantiene más estable.
Redondas expone, a causa de la subida de las materias primas o la luz, ha tenido que incrementar los precios. «Non vou estar traballando para non gañar un peso. Entendo que haxa xente á que lle parezan caros os doces, e cada un dispón do diñeiro do que dispón, pero penso que tamén hai que valorar o traballo artesán que hai detrás», argumenta. Frente a la tradición del Roscón de Reyes, más lucrativa, hay años en que los turrones se hacen «case por facelos coma se fixeron sempre, por non fallar á clientela».
«Subiu todo, axustas moito e nós ata agora estivemos sen tocar os prezos», indica Alonso Vale, que con todo recuerda que «o azucre pasou de custar 0,70 euros a 1,40. Iso é unha suba do cento por cento», resalta.
Xoyma hará un paréntesis en la venta de su producto en los supermercados debido a la estrechez de los márgenes que provoca la inflación. El hojaldre o la grasa, pone como ejemplo López, se han duplicado.
Incluso en el cartonaje y los envoltorios de los productos se ha notado un incremento, enfatiza Rodríguez.