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El bar de A Pobra que vive la Navidad con más luces por metro cuadrado que Vigo

Francisco Brea
Fran Brea RIBEIRA / LA VOZ

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Davison Narváez y Déborah Escurís emplearon cinco días de sus vacaciones para decorar su bar.
Davison Narváez y Déborah Escurís emplearon cinco días de sus vacaciones para decorar su bar. CARMELA QUEIJEIRO

Vecinos de diferentes municipios se acercan al local para hacerse fotos y publicarlas en las redes sociales

28 dic 2022 . Actualizado a las 23:55 h.

La Navidad es una época que brilla, especialmente por los millones de luces que adornan calles, casas y locales. En A Pobra hay uno en el que este año sus dueños han puesto un especial empeño en decorarlo. El bar La Embajada es ya un punto de referencia para los amantes de estas fechas, como reconoce Davinson Narváez, propietario del local junto con su pareja Déborah Escurís: «Viene gente que nunca había entrado en el negocio solo por ver la decoración, incluso vecinos de otros municipios». El boca a boca y las redes sociales han hecho de este establecimiento hostelero una visita obligada para todos aquellos a los que les invade el espíritu navideño.

«Puede haber unas seis mil luces, tres mil bolas y quinientas figuras», afirma Narváez. Todo ello en un bar «pequeñito», con una superficie de unos 30 metros cuadrados más la terraza. Esto, para hacerse una idea de la magnitud, supone que hay más luces por metro cuadrado en La Embajada que en Vigo. Tan solo en el techo del establecimiento hay, aproximadamente, medio millar de puntos brillantes.

En cinco días

Colocar tantos adornos lleva su tiempo: «Empezamos un domingo por la tarde y acabamos el viernes», asegura Davinson Narváez, quien tiene claro que «a quien venga sin gustarle la Navidad, sale gustándole. La gente se queda flipando». Lo cierto es que al aproximarse al bar ya da una idea de lo que te vas a encontrar en su interior.

Hoy en día, las redes sociales son muy importantes para poner algo de moda y este local de A Pobra también triunfa en este apartado: «Los clientes suben selfis y les preguntan si es Vigo donde están, pero no». Es una pequeña recompensa, la del reconocimiento al esfuerzo. «Muchos piensan que algunos adornos venían ya preparados, pero para nada. Hay guirnaldas con bolas enganchadas que fuimos poniendo nosotros una a una», destaca Narváez.

«A quien venga sin gustarle la Navidad, sale gustándole»

Davinson y Déborah suelen tener vacaciones en noviembre, momento en el que aprovechan para viajar. Por eso, hay adornos llegados desde diferentes puntos del globo, como Irlanda, Nueva York y Holanda, entre otros: «A los niños les encantan, y ya estamos pensando en el próximo año. Nos dicen que tenemos que superarnos, aunque será difícil. Tenemos en mente algo para el disfrute de los más pequeños».

 Cola para entrar

Además de internacionales, hay elementos que engalanan el bar que tienen solera; «Algunos tienen hasta 17 años», asegura Davinson, que reconoce que aún quedan más guardados en cajas. Él y Déborah disfrutaron mucho decorando el local, hasta el punto que dedicaron a ello los últimos cinco días de sus vacaciones y valió la pena: «Por la tarde abrimos a las siete, y los fines de semana hay gente en la puerta esperando para entrar, y lo primero que hacen es sacarse fotos».

Llama tanto la atención el aspecto de La Embajada que hasta la pequeña actriz pobrense Claudia Basallo utilizó el local para un sesión de fotos.

El bar pobrense también impulsó una campaña solidaria, ya que todas las propinas que consigan durante este mes las donarán a la Asociación Española Contra el Cáncer: «Ya recogieron la recaudación de la primera quincena y fueron unos 200 euros. Los clientes se vuelcan al ser por una buena causa».

Pero la decoración no es la única sorpresa en La Embajada. Durante este viernes, a partir de las siete de la tarde, celebran una peculiar iniciativa, en la que animan a los clientes a acudir con un jersey navideño, cuanto más llamativo mejor, a cambio de un vino o una caña gratis.