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El bosque de secuoyas de O Castrove

Alfredo López Penide
López Penide

VEN A GALICIA

RAMON LEIRO

Hace treinta años el Congreso de Estados Unidos autorizo la plantación de medio millar de secuoyas rojas californianas en Poio para conmemorar el quinto centenario del descubrimiento de América

24 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

O Bosque de Colón. Con este nombre fue bautizado el considerado como el mayor bosque de secuoyas rojas de Europa, que se ubica en Aris, Poio, al pie del monte de O Castrove.

Fue a finales de 1992 cuando un nutrido grupo de jóvenes estadounidenses recaló en este municipio pontevedrés para, junto con los vecinos, plantar medio millar de ejemplares de esta especie. Y todo ello después de una resolución del Congreso de Estados Unidos autorizando lo que definieron como «un regalo a la gente de España» para conmemorar «el quinto centenario del viaje de Cristóbal Colón».

Fue gracias al escritor y profesor estadounidense John H. McElroy que en su país se tuvo conocimiento de la existencia de este enclave. De hecho, todo parece indicar que fue quien propuso esta idea, si bien antes de permitirse la exportación de las quinientas secuoyas, se desplazaron hasta Poio expertos norteamericanos para tomar muestras de la tierra y comprobar la viabilidad de la iniciativa.

Eso sí, en todo momento, las labores que se realizaron estuvieron supervisadas por especialistas californianos que fueron, a la postre, lo que asumieron la plantación de la mayor parte de los ejemplares. Eso sí, como deferencia, las dos primeras secuoyas fueron plantadas por los vecinos.

Lo cierto es que treinta años después de que aquella fecha, O Bosque de Colón es uno de los atractivos turísticos de Poio menos conocidos del municipio pese a los esfuerzos del gobierno local. Tal vez por su ubicación, lo cierto es que, a día de hoy, poca competencia puede hacer frente al tirón de Combarro, Raxó, el monasterio benedictino, las sendas del litoral o, incluso, las dos rutas de los molinos que se han recuperado.

En todo caso, los vecinos guardan como oro en paño el documento del Congreso de Estados Unidos que refiere cómo el viaje de Cristóbal Colón posibilitó el establecimiento de «permanentes comunicaciones entre los hemisferios Este y Oeste y lanzó la mayor migración de seres humanos de la historia del mundo». Asimismo, se alude a que serviría de estimuló para que, en 1519, hace algo más de cinco siglos, Fernando de Magallanes y Juan Sebastián de Elcano iniciasen lo que, a la postre, sería la primera circunnavegación del globo terráqueo.

De este modo, la resolución H. J. Res. 529, que firmó el 23 de octubre de 1992 el por entonces presidente George Bush, alude a que el descubrimiento «inauguró un mundo nuevo que permitió la formación de los Estados

Unidos». De este modo, cinco siglos más tarde se homenajeó esta gesta plantando las secuoyas rojas californianas mirando hacia el Atlántico para que, a lo largo de los quinientos años posteriores, «los árboles puedan crecer desde pequeñas plantas hasta su plena nobleza en el suelo del hemisferio Este».

Y todo con el objetivo de que quien se adentre en O Bosque de Colón experimente «la impresionante potencialidad y la maravillosa belleza de la creación», al tiempo que «representa la esperanza de un futuro de creciente amistad entre los pueblos».